Economía

El CES advierte una “pérdida muy importante” de producción pero dispar en función del sector

Las consecuencias de la crisis del coronavirus traerá consigo "una concentración del PIB" de enorme magnitud

Los mayores descensos dentro del sector se produjeron en hostelería, con 380 personas paradas menos
Los mayores descensos dentro del sector se produjeron en hostelería, con 380 personas paradas menoslarazon

El Consejo Económico y Social (CES) de la Región de Murcia ha publicado este martes su boletín de indicadores de coyuntura del mes de julio en el que lamenta que la economía regional “afronta la que puede ser la crisis económica más grave conocida por las generaciones posteriores a la guerra civil” y advierte una “pérdida muy importante” de producción pero dispar en función del sector.

Así, el CES afirma que el confinamiento de la población y el cierre temporal de empresas en actividades no esenciales decretado a mediados de marzo para reducir la velocidad de contagio de la COVID-19 “traerá consigo una contracción del PIB de enorme magnitud”, muy superior a la que en el año 2009 provocó la crisis financiera y a la que van a contribuir tanto factores de demanda como de oferta.

A este respecto, recuerda que la AIReF estima que la economía murciana pierde en el primer trimestre de 2020 un 5,1% del PIB en relación con el último del año anterior, una décima menos que en España. En la economía nacional, para el segundo trimestre ahonda la recesión hasta el 14,1%, valor “en torno al cual se puede situar en la Región”, según el CES.

Respecto al conjunto del año 2020, pese a la incertidumbre acerca de cómo será la recuperación en el segundo semestre, que estará condicionada al grado de control de la enfermedad, las entidades especializadas en análisis regional prevén para la comunidad murciana que la variación del PIB esté entre -8% y -11%.

Sectores

Por sectores, remarca que la agricultura, a tenor de lo sucedido en los primeros meses de esta anualidad, muestra un buen comportamiento, con mejoras de los precios en origen, una fuerte expansión de las exportaciones y crecimiento notable del número de trabajadores inscritos en la Seguridad Social.

Los indicadores de los demás sectores “apuntan claramente a una contracción profunda, a su vez desigual”. Así, señala que en la industria, la rama química y farmacéutica y la del papel muestran avances en base al comportamiento del Índice de Producción Industrial (IPI).

Las disminuciones son “acusadas” en las demás ramas industriales (moderada en la de alimentación) pero con excepcional intensidad en las de textil, calzado, metalurgia, fabricación de maquinaria y equipo y fabricación de muebles.

La construcción, por su parte, "se sostiene en ese período fundamentalmente por la actividad iniciada en 2019, pues casi desaparece la licitación de obra pública y es muy acentuado el retroceso interanual en la edificación de viviendas partiendo de que la cifra de aquella anualidad era ya baja".

En los servicios, el CES lamenta que “se desmorona la actividad turística, nula en abril”, y es “muy acusado”el retraimiento en el comercio minorista, mientras el tráfico de mercancías por carretera y el marítimo “resultan poco afectados en ese aspecto”.

Desde la vertiente de la demanda interna, tanto los indicadores de consumo privado como de inversión “presentan grandes bajadas interanuales, de gran calado entre marzo y mayo”.

Un rasgo "alentador" aunque "muy localizado", según el Consejo, es el aumento de las exportaciones de productos no energéticos, cuya suave disminución en 2019 después de nueve ejercicios al alza "supuso una de las notas más adversas de la economía regional".

El total se reduce casi un 5% arrastrado por el decremento de los bienes energéticos; aquellas, sin embargo, se incrementan en el cuatrimestre más de cuatro puntos porcentuales, incluso en marzo y abril cuyas tasas en el entorno del 2% interanual rebasan las del año anterior.

Eso sí, el CES puntualiza que la reactivación está “muy concentrada” pues solo se elevan las exportaciones de bienes de origen agrario, especialmente los productos cárnicos y las frutas frescas, y de la industria alimentaria, excluidas las bebidas.

Por el contrario, el descenso es muy pronunciado en las ventas exteriores de textil y de calzado, importante en plásticos y en maquinaria y aparatos (los de tipo eléctrico), y leve en productos químicos.

La evolución del Índice de Precios de Consumo (IPC), por otro lado, “retorna en los primeros meses de 2020 a la senda declinante que caracterizó su trayectoria en la mayor parte del trienio 2014-2016”. Y de nuevo “por la causa primordial que entonces la promovió, la acusada disminución del precio del petróleo que arrastra la de los productos energéticos y, a través de estos, determinados bienes y servicios”.

Por otro lado, señala que el coste laboral por mes y trabajador afianza en el primer trimestre de 2020 el significativo repunte que experimentó en el conjunto del año anterior: anota un 1,9%, 0,7 puntos porcentuales más que en el último trimestre de la anualidad precedente y medio punto respecto al primero.

La causa, sin embargo, "es diferente", según el CES, ya que "aquel año fue impulsado sobre todo por la subida de los costes no salariales; en los primeros meses del actual son los de tipo salarial los que empujan la subida".

Cuentas de la Comunidad

Finalmente, destaca que las cuentas de la Comunidad registran superávit al finalizar el primer cuatrimestre de 2020, algo “poco frecuente” que “obedece a ingresos puntuales y otros adelantados en el marco del sistema de financiación autonómica así como a la aportación estatal de recursos extraordinarios para atender los gastos derivados de la pandemia”.

Suma en abril 59 millones, el 0,20% del PIB; no obstante, la previsión para el conjunto del ejercicio es un importante aumento del déficit público (561 millones de euros al acabar 2019, el -1,72% del PIB).

La deuda pública, en cambio, continúa creciendo y se eleva a 9.965 millones en marzo, lo que implica 403 millones adicionales respecto al final de 2019; aquella cantidad representa el 30,8% del PIB, uno de los mayores porcentajes de las comunidades autónomas.

La opción del expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) por fuerza mayor como mecanismo de ajuste laboral para amortiguar los daños de la crisis económica derivada de la COVID-19, que mantiene la consideración de ocupados a los trabajadores afectados y evita la subida de las cifras de paro, limita la validez de estas fuentes para conocer el impacto real de la crisis en el mercado de trabajo.

No obstante, la afiliación a la Seguridad Social permite un acercamiento para conocer al menos en qué medida repercute en los diferentes territorios y actividades productivas.

En este sentido, desde una vertiente regional, el CES señala que Murcia no resulta tan perjudicada como España y se encuentra entre las autonomías que pierden menos personas afiliadas.

El promedio del mes de febrero de 2020 arroja 592.700 trabajadores inscritos. De ellos, la disminución es de unos 15.300 en el bimestre posterior y se recuperan poco más de la mitad en los dos meses siguientes, de tal forma que la media de junio se acerca a 585.300 afiliados.

Respecto a febrero, supone una variación del -1,3% cuando en España es -3,3%; son tres las comunidades autónomas que acrecientan la afiliación a la Seguridad Social en ese cuatrimestre (Baleares, Comunidad Valenciana y Extremadura), registrando Aragón y CastillaLa Mancha tasas menos negativas que la de Murcia.

Por tanto, dentro de la gravedad de la crisis laboral, que solo amortiguan hasta ahora los ERTE, el resultado de la Región de Murcia en términos de afiliados a la Seguridad Social “muestra una contracción suave y significativamente inferior a la que sucede en el conjunto nacional”, remarca el Consejo.

La causa principal se encuentra en el régimen agrario, que aumenta un 8,8% entre febrero y junio mientras en España el repunte se limita a cuatro décimas. En los demás, la débil disminución de afiliados en el de autónomos que sucede hasta abril se recupera luego, lo que no llega a ocurrir España.