Madrid 2020
«Nos quedan muchos retos que afrontar»
«Madrid es una gran ciudad, tiene todavía muchos retos que afrontar», con estas palabras, apelando al espíritu olímpico, se despedía ayer la alcaldesa de Madrid del sueño de albergar unos Juegos en la ciudad en 2020. La regidora lo tiene claro: «Mañana a trabajar otra vez», declaró tras conocer el destino de Madrid en la aventura bonaerense. Con la alcaldía, Botella heredó uno de los proyectos más ambiciosos de su «ex jefe», Alberto Ruiz-Gallardón, empeñado en conseguir unos Juegos Olímpicos. Sin especial ilusión, más que el férreo respaldo a su cicerone en la política municipal, la regidora continuó la senda olímpica primero escéptica y luego dispuesta a dar lo mejor de sí. Navegando entre detractores y discretos apoyos, Botella, que es más amiga de hacer las cuentas con rigor y dedicarse al trabajo que a la promoción, decidió poner toda la carne en el asador y apostar por el Madrid olímpico. Viajó incansablemente para convencer a los volubles miembros del Comité Olímpico Internacional de que la capital era el lugar apropiado para los Juegos.
Quienes rechazan su gestión y ligan su matrimonio con el ex presidente José María Aznar a su capacidad política no dudaron en poner una meta en el 7 de septiembre y ligar su futuro en el Ayuntamiento de Madrid a la votación del COI.
Pero quienes respaldan el trabajo de Botella y quienes la conocen de cerca aseguran que no todo está apostado a los Juegos. La alcaldesa guarda varias cartas en la manga y no ha dejado ni una sola vez de asegurar que su proyecto político municipal va más allá de Buenos Aires. «Guarda muchas cosas en la manga y tiene muchas políticas a largo plazo», asegura su círculo cercano. Sin embargo, la realidad es que desde que sucedió a Alberto Ruiz-Gallardón no ha tenido muchas oportunidades de demostrar su valía, sino que, más bien, ha peleado contra los elementos. Antes de cumplir un año, cuando comenzaba a elaborar su equipo y planeaba el cambio de estilo que iba a implantar en el Ayuntamiento, la alcaldesa tuvo que enfrentarse a la crisis del Madrid Arena.
La muerte de cinco niñas en una macrofiesta celebrada en un recinto municipal puso en jaque su Gobierno y forzó varias crisis en su equipo que, con un varapalo judicial de guinda la pasada primavera, le ha obligado a renovar los concejales en cinco ocasiones. Para entonces, la candidatura estaba ya quemando las últimas etapas y todo su trabajo ha quedado fagocitado por el logro olímpico. Entre medias, ha intentado renovar los contratos de servicios municipales y, sobre todo, atajar la sangría económica que la crisis y las grandes inversiones del pasado han dejado en las arcas municipales. El próximo año será el más duro del Plan Económico Financiero de la ciudad y hasta 2015 no asoma las orejas la recuperación que los Juegos prometían adelantar.
La vuelta al consistorio va a ser, cuando menos, interesante. Botella se quita ahora la capa olímpica y queda una alcaldesa con poco más de un año por delante para tratar de repetir en el puesto. Dos de los tres grupos de la oposición municipal, UPyD e IU, votaron en contra de los Juegos, lo que supone que ahora lo utilizarán de arma arrojadiza contra ella. La respuesta que la regidora dará a la inevitable pregunta será la misma que ha dado hasta ahora: «Antes y después del 7 de septiembre yo estoy para trabajar por los madrileños». Y no hay duda de que será en ello en lo que se concentre para poder poner sus éxitos en la gestión municipal sobre la mesa cuando haya que decidir el candidato del PP al Ayuntamiento de Madrid para las elecciones locales de 2015. Al igual que Scarlata O'Hara, Botella pensará en ello otro día.
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