Hoja de ruta

Jamás hablo de política. Nunca me ha interesado. Y cada vez menos. Han ido pasando cosas que me han decepcionado más si cabe, y los enfrentamientos, las tradiciones, la corrupción, las puñaladas por la espalda, los acuerdos creados por un interés basado más en la ambición que en el interés por el bien común... me han ido desencantando.

Lo que más necesita España es sentido común y dejar de hacernos daño unos a otros para empezar a entender que estamos en el mismo barco, luchando por el bienestar general.

Lo que no es de sentido común es que se hayan colado en la gestión y decisión del barco, quienes no solo no aman nuestro país, sino que han estado años atentando contra él.

Es muy injusto y peligroso que el terrorismo no aparezca en los libros de historia, porque quien no conoce su historia, tiende a repetirla. Es insensato que la sociedad olvide que ciertos partidos fueron cómplices de cientos de asesinatos y que otros nacieron tras esa hoja de ruta que, ya nos advirtieron, sería feroz y deshonesta con quienes defendimos la libertad y el estado de derecho con nuestra propia sangre. Cuando hace menos de un mes las víctimas del terrorismo protagonizábamos ese supuesto fin del terrorismo, incluso nos felicitaban por la calle porque «ganamos sin condiciones», palmaditas en la espalda, ¿estaréis contentos?, por fin, nos decían, solo quise que aquella escenificación tan teatral, sirviera como un sentido recuerdo a quienes ya no están aquí porque, quienes hoy tienen tanto poder político, los eliminaron con bombas y tiros en la nuca. Lo que jamás podía imaginar es que esos a los que supuestamente «ganamos» hoy merezcan voto y protagonismo.

Los que soléis leerme sabéis que siempre me quedo con lo positivo, por ello quiero creer que por encima de todo reinará la convivencia en un país tan plural como el nuestro, la tolerancia, la concordia... y que el mayor compromiso moral de quienes jamás se tomaron la justicia por su mano, no caiga en el olvido.