Opinión

Open Arms

Ahora que andamos enredados con la semántica , más para crear problemas que para solucionarlos, conviene aclarar conceptos. Dejar morir a una persona negándole el auxilio no se trata «solo» de no salvarle la vida, sino que está próximo a arrebatársela. Lo estamos viendo en aguas del Mediterráneo con los inmigrantes que son abandonados hasta la muerte y más allá, especialmente por el gobierno italiano y su ministro de interior, Matteo Salvini , que se niega a acogerlos en sus puertos, y en el colmo de la inhumanidad, a recoger sus cadáveres, incluso los cuerpos de niños. Él prefiere posar para una revista en la cama, con el torso desnudo y riéndose no sabemos de qué; a eso no le hace asco aunque provoque mucho.

Se ha defendido –porque sabe que debe defenderse– , diciendo que él también tiene hijos. No debió meter a sus hijos en esto porque le pueden responder como ha hecho el fundador de Proactiva Open Arms, Óscar Camps, publicando una foto con su hija en un barco de la ONG, rescatando a los hijos de alguien. Está bien saber que Salvini tiene hijos. Y estaría mucho mejor que leyera «El niño con el pijama de rayas», un libro inicialmente escrito para niños, donde el comandante de un campo de concentración también tenía hijos que creía a salvo, mientras mandaba a la muerte a los hijos de otros. Quizá así entienda cómo si se escupe cuando se está en lo alto de la noria, es muy probable que el gargajo te caiga encima cuando llegues abajo. Es ley de vida.