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Opinión

Y siguen llegando

Tiene razón Sánchez cuando hace gestos como el del «Aquarius», pero también tiene razón Casado cuando dice eso tan políticamente incorrecto de que aquí no cabemos todos, no porque no se quiera, sino porque no se puede. Juncker, o sea, el resto de Europa, se ha metido la mano al bolsillo para desbloquear 53 millones de euros en ayudas. Lo que no queda claro es en qué se pretende que nos gastemos ese dinero, si en más vigilancia, si en más centros de acogida, si en costear más devoluciones o si en fletar más barcos de rescate. Malas soluciones todas. Para los que llegan y para los que estamos. Los que llegan lo hacen con la misma ilusión con la que nuestros hijos se han marchado a otros países, pero con bastante más desesperación. Los que estamos sabemos que lo que les espera es la devolución tras pasar por un CIE o un incierto futuro como mantero. Esa es la realidad; la que ninguno querríamos para nosotros.

Por desgracia, en este país, los salarios son lo que son, las pensiones están como están, los pisos cuestan lo que cuestan y de los cajeros automáticos sólo brota el dinero que tienes. Esto no es el paraíso por mucho que se lo parezca a quienes, como en el poema de Calderón, vienen con la esperanza de ir recogiendo las hierbas que otros arrojan. La solución a la inmigración sólo está en origen; invirtiendo en educación, porque la única manera de hacer frente al desgobierno de dictaduras que exprimen a sus gentes para su mayor gloria es con gente preparada; con acuerdos efectivos de cooperación en la lucha contra las mafias organizadas y con un mensaje que no sea el de unos falsos brazos abiertos. Como no se consigue nada es con acusaciones de xenofobia ni culpando a quienes ahora no pueden hacer gran cosa. Menos demagogia y al tajo.