Opinión

Memoria

Nunca es demasiado tarde para pedir perdón y disculparse con las víctimas «si no se han sentido acompañadas», pero es infame y reprobable convertir un acto de recuerdo a los asesinados el 17 de agosto del año pasado, en una campaña política. En el recuerdo de las 16 personas asesinadas y más de 150 heridos, fueron homenajeadas víctimas y familiares en un simbólico lugar: el mosaico de Joan Miró de la Rambla, donde también se hizo una emotiva ofrenda floral, entre gritos de «viva el Rey» y «viva la Guardia Civil». Y es que lo que gran mayoría quiere, pese a esos que solo ven enemigos, lucha política y enfrentamiento, es memoria, dignidad y justicia.

De nuevo imposible no revivir el último atentado de la banda asesina ETA: dos jóvenes guardias civiles Carlos y Salva, asesinados hace 9 años. Y también todos los demás...

Fue desgarrador, hace justo un año, ver esos cuerpos atropellados y masacrados en las Ramblas de Barcelona. Cómo olvidarlo. Que no se atreva nadie a censurar y silenciar a víctimas de cualquier tipo de violencia. Las víctimas son las que verdaderamente hablan del terror. Su recuerdo es imborrable.

Y esas duras imágenes son las que hacen que además de sobrecogernos, actuemos. Es difícil que condenemos esta terrible realidad si nos impiden acceder a ella. Por ello es inútil maquillar la realidad o suavizar la verdad, respetando la identidad de las víctimas, para restar poder a los terroristas que siguen empeñados en someter a Europa.

El año pasado la periodista de investigación y activista Nareen Shammo fue galardonada en España y dedicó su galardón a «las 10.000 personas que ISIS mató en 2014». Alertó de la terrible circunstancia de que miles de secuestrados están siendo entrenados y adoctrinados para la Yihad y de la lamentable situación de los refugiados, de cualquier religión, oprimidos y exiliados de una vida feliz.

Lamentablemente esta lucha no termina. Y lo que jamás hemos de dejar a un lado es la solidaridad, la unidad, el respeto. Y por supuesto la memoria.