Opinión
Ni contigo ni sin ti
Una vez que se ha deshecho del problema del taxi pasándole a las Comunidades una patata –palabra muy utilizada últimamente– que todavía no tenemos muy claro si le corresponde o no, el Gobierno anda dándole vueltas al asunto Venezuela sin tener todavía decidido (o eso al menos parece) si le conviene posicionarse contra, ante, según o con el autoproclamado presidente Guaidó. La versión oficial es que la postura de España será la que decida la UE, que evidentemente tendrá que consultarlo con todos sus miembros, uno de los cuales somos nosotros que, por lo visto, estamos esperando a que los demás opinen.
Se da la paradoja de que son dos ex presidentes socialistas, González y Zapatero, los que llevan mucho tiempo alineándose uno contra Maduro y el otro a su favor, que también es mala suerte porque Felipe sigue gozando de un gran prestigio entre los votantes socialistas, pero José Luis está más cerca de las tesis y de la estrategia de Sánchez. Dilema gordo. El quid de la cuestión ya no es tanto de legalidad o ilegalidad internacional como el hecho de que el drama de Venezuela ha calado en gran parte de la sociedad. Posicionarse en contra de Guaidó puede que tenga un efecto negativo en las urnas que unido al resto de reveses que viene sufriendo este Gobierno desde que se constituyó, es uno de esos granos que deshacen granero de votos. Remar a favor supone volver a chocar con Podemos que ya tiene de socio de Sánchez lo que la Pilarica de extremeña. Riesgo por ambos lados.
La estrategia está clara: trasladar esta nueva patata a la UE renunciando a liderar una postura clara que es lo que muchos consideran que debería hacer Sánchez tratándose de Venezuela, un país con el que nos unen muchas más cosas que, por ejemplo, con Estonia.
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