Opinión
“Villa Maduro”
De tirano en tirano, de chalé en chalé. El que ha comprado Zapatero en Aravaca con sus ahorros venezolanos es muy feo. Al menos el de los Iglesias Montero en La Navata tiene mejor aspecto. Los nuevos ricos cursis son expertos en calificar cualquier cosa de «divertida». El tejado de «Villa Tinaja» es más divertido que el de «Villa Maduro» de los Zapatero. Un tejado plano, muy adecuado para jugar un partido de hockey sobre patines. Divertido el partido, pero no el tejado. Cuando disfruto en mi norte –el tejado de mi casa es bastante divertido–, paso horas y horas en el vivero –seis generaciones– de los Escalante en Mazcuerras. Así que llegó una señora muy de estío a comprar flores. Ricardo, verano era, le recomendó begonias, que se dan muy bien en el norte, como las hortensias, y florecen hasta las postrimerías de octubre. – No me gustan las begonias, porque no son divertidas. Quiero flores divertidas, no begonias–. En vista de ello, me ofrecí a encontrar flores divertidas. Y me topé con las plantas de lavanda. Hablé con ellas, y me parecieron divertidísimas. –Llévese lavandas, que además de su belleza y fragancia, tienen ocurrencias muy graciosas–. Y se llevó las lavandas, porque era tonta del culo.
El jardín de «Villa Maduro» reclama lavandas con urgencia. Existen varias especies de lavanda. La común, quizá es la más divertida, pero no la de mayor explosión floral. En «El Oso» de Cosgaya, corazón de Liébana, se exhibe en primavera y verano un regimiento de lavandas siberianas con sus violetas y morados estallantes No obstante, son menos divertidas en la charlita, y si hablan, lo hacen en ruso, lo cual resulta problemático para un joven y adinerado matrimonio español. Para disimular la demostrada fealdad de «Villa Maduro», le recomiendo a los Zapatero una mezcla de lavandas y petunias, que bien regadas y tratadas también son divertidas.
He tenido que llegar al otoño de la vida para darme cuenta de mis incapacidades. Lo escribió Benchtley: «Me he dado cuenta, ya en el final de mi vida, que carezco de cualidades para escribir novelas. Pero ya es demasiado tarde para cambiar de profesión». A mí, la verdad, lo que se me da muy bien es bautizar chalés. «Villa Meona» de Isabel Preysler, ha constituido el mayor éxito de mi vida. Cuando los amados amantes de Podemos adquirieron por 600.000 euros –eso dicen, y no me lo creo–, «Villa Tinaja», les recomendé que cambiaran el nombre por el de «Villa Gente» o «Villa Teherán». No me hicieron caso. Pero este chalé de Zapatero no puede llamarse de otra manera que «Villa Maduro». En primer lugar, porque de bien nacido es ser agradecido. Y en segundo opción, porque es horroroso.
Cuando los Sánchez, en unos pocos meses, adquieran su correspondiente chalé de lujo, harían bien en bautizarlo como «Villa Yo». En el caso de que ella no esté del todo de acuerdo, les propongo «Villa Irene», como muestra de gratitud a Irene Lozano, que es la que les escribe los libros. También «Villa Secreto Oficial», o «Villa Otegui», en recuerdo del «hombre de paz». Sánchez tiene mil posibilidades para elegir el nombre de su chalé, que ya estará negociando. Hasta podría suceder, que en uno de sus agonizantes decretazos se adjudicara la propiedad del Palacio de La Moncloa, que pasaría a denominarse «Palacio de África», por los trabajos de Begoña, la que es igual al resto de las mujeres. Pero no adelantemos acontecimientos porque en las próximas elecciones puede suceder de todo, y ahí están Tezanos para demostrarlo, y Rosa María Mateo para colaborar en la magna empresa.
Se comenta que «Villa Maduro» está valorada en dos millones de euros, y que Zapatero se ha hecho con ella desembolsando tan sólo 800.000. Esta gente de izquierdas es inteligentísima. «Villa Tinaja» fue adquirida por la pareja revolucionaria por la mitad de su valoración inmobiliaria. Tienen que ser muy divertidos negociando esas hipotecas tan divertidísimas, como las lavandas, aunque nadie se crea las cifras que aportan.
El problema de «Villa Maduro» es su difícil expansión. «Villa Tinaja» puede aumentar sus metros cuadrados de jardín por estar ubicado en terrenos de un Parque Nacional, que de ganar ellos, se lo quedarían sin problemas. Pero «Villa Maduro» está encajada entre otras construcciones, y carece de perspectivas de expansión. Ello le servirá a Sánchez para elegir mejor su chalé, que será la bomba. «Villa Falcom», que no estaría mal.
En fin, que de tirano en tirano, de chalé en chalé y de iguales a iguales. Muy divertido, como las lavandas.
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