
Opinión
Más de lo mismo
Nuestros líderes son unos inconscientes, e incluyo en este término no solo a los políticos sino a cualquiera que ostente la representación de un colectivo y siga siendo incapaz de no dar la nota en el primer bautizo, boda, aniversario u homenaje que se le cruce en el camino. Siete actos diferentes, siete, han sido necesarios para recordar a las víctimas del 11-M en Madrid y, salvo honrosas excepciones, el que no ha estado politizado ha dividido a las víctimas como si la sinrazón no hubiera sido la munición común de todos los asesinatos terroristas.
El aniversario redondo era la ocasión para cerrar las heridas de quince años, de olvidar que aquel 11-M también estábamos llamados a acudir a las urnas y que aquello se utilizó por unos y otros de una manera impúdica; sin embargo, en vez de intentar poner vendas, de limitarse a recordar a los ausentes con el respeto que se merecen y maldecir a la escoria humana que participó en los hechos, las rencillas políticas, azuzadas por la inminente sucesión de campañas electorales, han vuelto a salpicar, los actos de homenaje con una lluvia fina, casi imperceptible, de mala baba aderezada por las supuestas revelaciones del ínclito Villarejo sobre el día de autos, que ya es el que faltaba para terminar de cortar la mayonesa de la sensatez.
Si hoy nos preguntan el nombre de los asesinos o el de alguna de sus víctimas, seguramente no podríamos decir ninguno, sin embargo, hagan la prueba: saquen el tema del 11-M y verán como salen a relucir Aznar y Rubalcaba. Al final la política lo impregna todo, incluso las lágrimas, por eso, para el año que viene propongo un único acto conjunto en el que nadie hable en nombre de nadie. Ausencia de palabras como homenaje a los ausentes. Seguro que allá donde estén agradecen que por un día pensemos solo en ellos.
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