Opinión

Está de moda

Es lo que han debido pensar los líderes de todos los partidos en vista de la repentina fiebre de fichajes que les ha atacado. Si hasta hace nada el principal caladero de políticos estaba en sus propias filas, lo que se lleva esta temporada primavera/verano es buscar el tirón de personas con un cierto bagaje mediático que pertenezcan a eso que solemos llamar sociedad civil como si hubiese alguna que no lo fuera. El independiente está de moda porque la figura del político que solo se ha dedicado a la política, o como mucho a hacer unas oposiciones, está de capa caída, y la mejor manera de pastorear al respetable de vuelta al redil del voto es poner en evidencia que alguien a quien se admira apuesta por un determinado partido al que algo bueno le ha debido ver para embarcarse en el proyecto. Alguien molón, vaya. Y si además tiene un montón de seguidores en las redes sociales, mejor que mejor. Sin embargo, lo que llama la atención no es tanto esta estrategia, exprimida hasta la saciedad por el mundo de la publicidad, sino que periodistas, deportistas, astronautas, escritores, militares, o actores sin ninguna vinculación con la política hasta ayer mismo acepten la responsabilidad de manejar los asuntos de un país, así sin anestesia. Ya sabemos que a la hora de la verdad quienes manejan los hilos que ponen en marcha un decreto, una ley o una enmienda son los profesionales de las administraciones públicas, pero reconocerán que hay un cierto punto de atrevimiento en estos paracaidistas de la política cuyo atractivo por lo visto es una independencia que deja de existir en el mismo momento de su fichaje, porque si alguien se cree que alguno de ellos le va a fruncir el ceño al líder de ese partido al que, mal que le pese, ya pertenece aunque no tenga carnet, es que hay mucho iluso suelto.