Opinión

Opción bonita

Me decía un conocido bastante pesado de la alta burguesía de Barcelona este último verano en Comillas. – Cataluña, os guste o no a los de «Madrit» es autosuficiente-. Y tenía razón. Cataluña es autosuficiente si a las veinticuatro horas de declarar su independencia del resto de España, llegan unos chinos con 20.000 millones de euros. De esa guisa es autosuficiente cualquiera. Pero los chinos no quisieron y los autosuficientes mantuvieron sus impagos a las farmacias. En los papeles que van a salir a la luz en las próximas semanas están los que se refieren a la creación de las Fuerzas Armadas de Cataluña. Muy patrióticas, por cuanto estarían compuestas mayoritariamente por mercenarios bálticos. Económicamente autosuficientes con el dinero chino y heroicos combatientes sin catalanes en sus ejércitos. El valor del independentismo se ha resumido en la payasada delictiva de los lazos y las pancartas, que merecen toda suerte de adjetivos.

En vista de ello, y para huir del tostón de seguir escribiendo de estos mentecatos violentos, he optado por la belleza. Se habla mucho en las cadenas de televisión, en las radios, en las redes y se escribe en los periódicos de la última película de Almodóvar. He invitado a mi tía Tatiana Goldoroukova Ussía a no verla, y ha aceptado feliz mi invitación. Mi tía Tatiana es hija del joven capitán Piotr Goldoroukov, fallecido en la batalla de Stalingrado. Mujer que ha sufrido mucho y con una madre, mi tía abuela Georgina Ussía, que valía un potosi. Como decía Tono, «pudo casarse con un duque pero no quiso el duque». Cuando en mi familia invitamos a no ver una película o no comer en un restaurante, acudimos hasta el local, y lo abandonamos con dignidad después de amagar con nuestra presencia. Los motivos fundamentales que nos llevaron a la tía Tatiana y a mí a ir al cine para no ver la película de Almodóvar fueron dos, fundamentalmente. Almodóvar y Penélope Cruz, esa mala actriz con voz nada aterciopelada que ha triunfado en el mundo del cine por razones que se escapan a cualquier análisis científico. La película que no vimos, y que tantas críticas elogiosas recibe de los se dedican a esos menesteres, va de amor. El amor de una madre por su hijo y de un hijo por su madre. Original asunto. Se trata, por lo tanto, de lo que antaño se llamaba «una película bonita». «Sissi» y «Sissi Emperatriz» no pueden considerarse grandes obras cinematográficas, pero eran bonitas. No obstante, y a pesar de que sabíamos que la película de Almodóvar es bonita, nos fuimos a merendar a una cafetería que ofrece en su menú salchichas alemanas, que son la locura de mi tía. Y ante las salchichas hablamos de la película bonita que no habíamos visto. Lo primero que comentó mi tía es que Almodóvar, en su opinión, es un fresco. «Es horroroso y ha contratado a Antonio Banderas para que interprete a Almodóvar. Banderas además, es muy buen actor y creo que una persona decente», sentenció tía Tatiana. «Todo lo contrario que ella. No me gusta Penélope Cruz, y por eso hemos hecho bien en venir aquí por las salchichas, porque ella no transmite el amor de una madre».

Cuando la madre deja de ser joven y Penélope desaparece, surge Julieta Serrano, mejor actriz y más madre de verdad. Sucede que todos los críticos han valorado la producción con la máxima puntuación, pero ahí se esconden también intereses empresariales y particulares que no merecen mi respeto, pero los asumo.

Terminada la merienda, mi tía Tatiana y el que escribe quedamos en no ver de nuevo la película de Almodóvar el próximo viernes. En mi familia somos así, bastante divertidos. Como estará subvencionada su producción iremos a taquilla con el certificado de haber pagado el IRPF, que garantiza que una parte de nuestro dinero habrá servido para culminar su producción. Pero no nos quedaremos. Nos informaron que hay otra cafetería con productos salchicheros alemanes y austriacos y la gastronomía también es cultura.

Bonita, muy bonita película de amor materno-filial que no veremos, con harto dolor.