Opinión
Festival del humor
Perdonen que insista, pero es que el tema es apasionante. Ya les conté que tenía puestas grandes expectativas en las friki-listas electorales como espectáculo merecedor de un paquete de palomitas maxi y otro de Kleenex para los lagrimones que se nos iban a caer, unas veces de risa y otras de pena. Pues bien, hoy, y gracias a la inestimable ayuda de Suarez Illana, número dos de Pablo Casado en las listas por Madrid al Congreso, ya podemos afirmar que, efectivamente, los nuevos fichajes van a su bola y salen a darlo todo para no defraudarnos. Primera entrevista y ya ha sido suficiente para demostrar que el talante, la flema y el don de no meterse en jardines no reside en el ADN, que es lo que alguien debió pensar cuando decidió incluirlo en sus listas y, lo que es peor, dejarle hablar. Nadie me encargaría la construcción de un puente por el mero hecho de que mi padre haya sido un magnífico ingeniero, sin embargo, no sabemos muy bien por qué, con el hijo de Suárez existe la creencia de que es la reencarnación del espíritu de su padre, como si la habilidad para llevar un país de una dictadura a una democracia fuera un cromosoma hereditario; como si a los trece años, que eran los que tenía el joven Adolfo cuando su padre podía prometer y prometía, el espíritu de la Transición se hubiera posado sobre su cabeza de apóstol centrista. En su descargo hay que decir que hay otros como Iceta, que no es precisamente un novato, al que la lengua también le juega malas pasadas y algunos como Santiago Abascal que pecan de lo contrario: de quedarse mudos cuando se les pregunta por la economía, el paro y zarandajas parecidas, pero sigo convencida de que el foco hay que ponerlo en los nuevos fichajes. De momento ya tenemos la primera perla. Esperen a que los demás cojan breada y tendremos un auténtico festival del humor.
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