Opinión
Gritos y horizontes
He leído la carta que ha enviado el abogado Santiago Milans del Bosch y Jordán de Urríes a la candidata del PP por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo. En ella le afea la fácil demagogia y la injusta comparación entre Jordi Sánchez y el Teniente General Jaime Milans del Bosch y Ussía, entre los que establece una paralela similitud golpista. Ignoro la edad que tenía Cayetana cuando se produjo la entrada del Teniente Coronel Tejero en el Congreso de los Diputados. En la actualidad, sí tiene años, sabiduría y suficiente experiencia para calibrar el golpe de Estado contra España en Cataluña. Milans del Bosch se equivocó por España, en tanto que el golpe de Estado de los separatistas catalanes fue contra España. Ahí radica la gran diferencia.
El general Milans del Bosch supo desde el primer momento que estaba poniendo en juego toda su brillante trayectoria militar. Sacó los tanques en Valencia y los metió cuando El Rey se lo ordenó tajantemente. «Para un Capitán General, sacar los tanques y las tropas de los regimientos es muy sencillo. Lo difícil es meterlos más tarde. Y yo los metí». El General Milans del Bosch no mintió durante el juicio. Los militares de verdad no mienten. Fue condenado a 30 años de prisión. Jamás pidió una rebaja de la pena y menos aún, el indulto. Después de 10 años en diferentes prisiones militares, donde se comportó con la disciplina y categoría de su condición y rango, fue puesto en libertad contra su voluntad. «El señorío de Milans», que destacó Francisco Umbral. Él era consciente de su responsabilidad y la asumió plenamente, como fue el caso del teniente coronel Tejero.Uno de sus abogados le reprochó su honor a la verdad. –Jaime, ¿no eres capaz de mentir un poco en tu beneficio?-. –No he dicho una mentira en mi vida-.
Mi familia se sintió atribulada. El general Milans del Bosch era primo hermano de mi padre, y el más querido y coetáneo de sus parientes. En la casa de mis padres, vivía alojado Don Juan De Borbón, y la lealtad a la Corona prevaleció sobre el afecto familiar. Diez años más tarde, ya en libertad don Jaime, en el restaurante Ascot de La Moraleja se encontraron frente a frente el General y su Viejo Rey. Se saludaron y abrazaron como si nada hubiera ocurrido.
En 1981, el Rey Don Juan Carlos fue vejado y humillado en el Parlamento Vasco por los etarras batasunos, ante la lánguida mirada y medida sonrisa del «Lehendakari» Garaicoechea. En 1981, los españoles desayunábamos un día sí y el otro también con la sangre de los españoles inocentes asesinados por la ETA, cuyos herederos actuales, los de Bildu, se permiten el vómito de acusar de nazis a los guardias civiles y policías nacionales, cuatrocientos de ellos asesinados por la banda terrorista. En 1981, el Presidente de la Generalidad de Cataluña, el Muy Honorable Josep Tarradellas, se refirió a un urgente golpe de timón en la política española, y muchos dirigentes socialistas se mostraron de acuerdo. El Golpe de Estado del 23 de Febrero fue una grave equivocación, un error mayúsculo no calculado. No hubo ni un herido, y los militares que participaron en él aceptaron su responsabilidad. Se dio el caso de un joven comandante, don Ricardo Pardo Zancada, con más hijos que la Familia Trapp, que cumplió con su palabra y se sumó al Golpe cuando éste se hallaba desactivado. Aquella acción fue lamentada especialmente en el estamento militar, que admiraba y respetaba a muchos de sus responsables. Hubo un pequeño grupo de débiles que no supieron reconocer su verdad, es decir, su participación en la asonada. Todos los que fueron condenados cumplieron sus penas y perdieron en la apariencia, que no en el ánimo, su condición de militares. Y cuando abandonaron la cárcel, mantuvieron una elegante y ejemplar discreción alejados de manifestaciones y protestas.
Tomé una copa con mi tío el Teniente General Milans del Bosch y Ussía una tarde de verano. No acusó a nadie ni mostró rencor por quienes se comportaron con cobardía. «Creí que debía hacerlo. Ahora, en la libertad, me tengo que acostumbrar a lo mucho que gritamos los españoles al hablar y a disfrutar del horizonte que no pude ver durante 10 años. Y no me preguntes si aquello fue o no una equivocación». El Golpe triunfó, porque los partidos políticos se reunieron en torno al Rey y durante un tiempo perdieron el egoísmo partidista en beneficio de España.
Comparar a Milans del Bosch con Jordi Sánchez, querida Cayetana, no es sólo una injusticia. Es un insulto.
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