Opinión

No son fascistas

Gracias a la impagable colaboración de los medios de comunicación y sus principales protagonistas, cada vez que se produce una manifestación violenta, llevada a cabo por manadas de bestias de las izquierdas, los separatismos o las derechas radicales, se califica a sus autores de fascistas. Los separatistas catalanes no son fascistas. Son nazis o comunistas. Los herederos del terrorismo vasco no son fascistas, son terroristas y comunistas. Los podemitas violentos no son fascistas, son comunistas estalinistas.El comunismo mueve tan prodigiosamente bien los hilos de la propaganda, que ha conseguido que casi todos caigan en la trampa. Toda la culpa la tiene el fascismo, una sombra moribunda de la burguesía. Conservadores, liberales, demócratas cristianos, e incluso socialdemócratas son fascistas. Y el comunismo se ha disfrazado de progreso, lo cual no deja de ser una broma del peor gusto.

El fascismo, como tal, no existe en la actualidad, y tiene muy limitadas fuerzas. El fascismo no es otro movimiento que el de la dictadura burguesa que nace para combatir la pujante dictadura del proletariado. No hay en el mundo ninguna dictadura fascista, y al contrario, permanecen regímenes totalitarios comunistas que son muy bien tratados por los medios de comunicación. Vox no es fascista, es de derechas. Los agresores de Cayetana Álvarez de Toledo en Barcelona no eran fascistas, sino separatistas, nazis y comunistas. Los agresores de Rocío Monasterio en Segovia, no eran jóvenes fascistas, sino podemitas comunistas y estalinistas. El fascismo ha muerto y el comunismo, la más criminal ideología o sistema de la Historia de la Humanidad, domina gracias a la ignorancia de la masa ágrafa e ignorante , y a la mayoría de los comunicadores sociales. Se llegó a definir a los terroristas de la ETA y sus cómplices batasunos como «fascistas», cuando su único objetivo era implantar por la fuerza y el derramamiento de sangre, un régimen albanés en el norte de España. Se usa con frecuencia y frivolidad, o con mala intención y perversidad propagandística el término fascista para calificar a todo aquel que use de la violencia para impedir la libertad de los demás. Es el comunismo y el socialismo los que lo impiden. El fascismo, como tal, lleva muchos años muerto. El comunismo es el perfecto aliado de los separatismos, sean supremacistas o simplemente comunistas, porque su objetivo sigue siendo la eliminación total de las libertades del ser humano.

Las Universidades boicotean con la complicidad de sus rectores y decanos toda conferencia, acto o coloquio con invitados ajenos al comunismo. Pablo Iglesias se dedicó a ello con frenesí, y si no lo creen pregunten a Rosa Díez. Pero no hay estudiante de centro, liberal o de derechas que ose interrumpir un acto universitario protagonizado por andrajosos marginales. Andrajosos de mente e indumentaria, que es signo de intelectualidad ficticia e impostora. En la inmediata campaña electoral, por primera vez en nuestra Democracia Constitucional, la violencia comunista y separatista se propone imponer su brutalidad a las ideas adversas y ajenas. Vox, el PP y Ciudadanos pueden irse preparando a proteger física, que no intelectualmente, a sus representantes. Pero curiosamente, los fascistas, los violentos, son ellos. El comunismo es un fracaso, pero domina las bambalinas de la mentira y la manipulación. Y la mentira y la manipulación, en una sociedad vaga, indolente y exclusivamente amparada en la mugre de la falsedad, son mucho más concluyentes e importantes que las ideas.

Pero ante todo, por respeto a la Historia, y muy en concreto, a la de Europa en el pasado siglo XX, los que la conocen carecen del derecho de mentirla. En Europa nace el comunismo, y como respuesta, el fascismo. En la Europa dominada por los soviéticos, aguanta la terrible farsa hasta que el propio comunismo termina ayudando a los que derriban el muro. El resto lo conforman monarquías y repúblicas democráticas que cambian sus Gobiernos al ritmo de las urnas. No hay fascismos. Pero persisten los comunismos. El fascismo carece de interés, y el comunismo carece de vergüenza y autocrítica.

Los violentos que apalean a los representantes del PP, de Vox o de Ciudadanos no son fascistas. Son racistas, socialistas, comunistas o terroristas, hoy hermanados para alcanzar el sueño común. La destrucción de España. Soros financia.