Opinión
Menos patadas y más bridge
Sánchez ha comenzado su ronda de encuentros, pensada más que para tantear futuros acuerdos, para rellenar este breve paréntesis entre elecciones sin que se note mucho que no está dispuesto a mover un músculo antes de las autonómicas no vaya a ser que los votantes, que somos seres impredecibles, nos salgamos del carril trazado por las generales.
El baile de gestos se ha iniciado con la visita a La Moncloa de un Pablo Casado que intenta recalcular el GPS a toda pastilla hacia ese centro que nunca debió abandonar y que ahora reivindica a modo de salvavidas.
El líder del PP ha pedido a Sánchez que aparte del futuro gobierno el cáliz del independentismo, que es algo así como hacerle un brindis al sol con agua de Carabaña, porque la investidura va a depender sí o sí de lo que haga ERC, que en cualquier caso pasará la factura correspondiente, ya sea en metálico o en carne. También le ha pedido a Ciudadanos que se abstenga cuando llegue el momento, como si Rivera se acabara de caer del guindo y no supiera que si entra a ese trapo, su intención de hacerse con el estandarte de la oposición se va al garete de inmediato.
Si en la pasada campaña la consigna era acaparar el mayor número de hectáreas ideológicas a derecha e izquierda de donde cada uno estuviera, en esta que va a comenzar antes de hayamos recuperado el ritmo de las pulsaciones, la estrategia de los líderes va a consistir en rebajar el tono, moverse lo menos posible e intentar que el de al lado se despeñe revelando hacia dónde va su hoja de ruta. Resumiendo: menos patada en la espinilla y más jugadas de bridge, y es que todos saben que un paso en falso durante las dos próximas semanas puede hacer de la victoria un fracaso y del fracaso una debacle.
✕
Accede a tu cuenta para comentar