
Opinión
Orgullosos
No sabemos si el orgullo es una virtud o un defecto. A mí me gusta más hablar de amor propio, que no es egoísmo ni ambición, sino quererse, lo más complicado del mundo. Porque está visto que si no aprendes a quererte tampoco puedes querer a los demás, así que vamos a aceptarnos y a sentirnos orgullosos. Pero uno no puede sentirse orgulloso de lo que no tiene mérito propio. Si naces rico, guapo, blanco, sano, varón y hetero difícilmente tendrás que luchar para que no te miren mal, te marginen o te agredan –aunque hacerlo por los otros tiene doble mérito–. Sin embargo, si nos toca en el lado malo y decidimos luchar pacíficamente por esos derechos arrebatados, ya podríamos sentirnos algo orgullosos. Por eso no hay un solo orgullo, hay muchos orgullos. Muchas causas en las que poner tu granito de arena. En ese sentido, la fiesta LGTB sigue siendo necesaria. A la orden del día están aún las agresiones a los gays, incluso en países como el nuestro en el que parece que está superado. Hoy nos llegan amenazas desde ciertos poderes retrógrados, y hay que estar alerta. Por ahora, habrá que seguir expresando el agrado de ser y sentirse homosexual, trans o mixtura. Creo que lo primordial es liberarse del odio, de la rabia o del miedo. Dialogar a través de todas las formas posibles con los que no comprenden que cada uno es como es y que lo único sustancial es ser persona pacifica. Saber que somos espejo, y mirar mal al diferente es mirarte mal a ti. Vivir la vida desde la empatía. Aunque quizá esos que lo consiguen no se sienten orgullosos de nada.
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