Opinión

El principio tierno

Habrá gobierno de coalición. No en vano estamos hablando del empeño de dos políticos que aúnan en sus caracteres virtudes tan destacables como son la perseverancia extrema y la adaptabilidad a las circunstancias de una gelatina. El uno es autor de esa joya de la literatura titulada «Manual de Resistencia», y con eso está todo dicho. El otro, ha ido variando su estrategia para llegar al cielo de Moncloa pasando del asalto puro y duro a poner el dedo en el timbre y dejarlo allí hasta que le han abierto las puertas. Pedro y Pablo. Tal para cual. Sus principios son tan firmes que pueden variar en cuestión de horas a excepción de aquel que tan popular hizo Tierno Galván de que las promesas electorales están para incumplirlas. Pedro ya no habla de conflicto de convivencia refiriéndose a Cataluña sino de conflicto territorial y Pablo advierte a su parroquia de que adelgazará su programa para poder formar parte de un gobierno en el que ya no le hace ascos a los ministerios que hace unos meses le parecían una filfa. Ahora solo queda sacar la bolsa de todos para repartir prebendas entre los diputados unipersonales –Carmen Calvo dixit– a los que el conjunto del país les importa un cacahuete, y preparar una negociación en Lledoners no tanto para hablar con Junqueras directamente de independentismo como de acordar frotarse mutuamente la espalda dejándose vía libre en sus propios ecosistemas: apoyo al PSOE de ERC en el gobierno de la nación y apoyo a ERC del PSC en las próximas elecciones catalanas con UP bendiciendo la mesa. Si alguien tuvo alguna vez dudas sobre el valor de la palabra dada ante millones de españoles o sobre si los debates electorales servían para algo es de suponer que se las habrá quitado de encima de un plumazo, y es que por algo a Tierno, que se las sabía todas, le llamaban «el viejo profesor».