Opinión

Campaña Antártica: cuatro meses bajo cero a 13.000 kilómetros de España

Hasta marzo, militares y científicos trabajarán e investigarán codo con codo en la misión en el exterior más antigua de las Fuerzas Armadas

A 13.000 kilómetros de España, en el gélido y hostil entorno de la Antártida, las Fuerzas Armadas llevan a cabo su misión en activo en el exterior más antigua. El centro de operaciones, desde hace ya 33 años, es la isla Decepción, un anillo de tierra en torno a una caldera volcánica inundada, ubicada en las islas Shetland del Sur, a unos 100 kilómetros del continente blanco y a más de 1.000 del lugar poblado más próximo.

Aquí, está la base Gabriel de Castilla. Su nombre rinde homenaje al navegante y explorador español a quien se le atribuye el descubrimiento de la Antártida a principios del siglo XVII. La gestión de las instalaciones corre a cargo del Ejército de Tierra, que, en las próximas semanas, desplegará 13 militares liderados por el comandante Joaquín Núñez.

La base abre sus puertas cuatro meses, entre diciembre y marzo, coincidiendo con el verano austral. Durante estos meses, las condiciones climáticas extremas dan un respiro: las temperaturas oscilan entre los -4 y los 6 grados. Aunque también hay días malos, -17 grados es la sensación térmica más fría registrada en la campaña 2018-2019 y los vientos pueden alcanzar los 70 km/h. Los militares conviven, además ,con uno de los tres volcanes activos en la Antártida, junto al monte Erebus y la isla Buckle, cuya última erupción se produjo entre 1967 y 1970. La actividad volcánica eleva la temperatura del suelo y genera aguas termales. Una maravilla natural, pero también obliga a contar con dos planes de emergencia para abandonar la isla en caso de erupción.

Los módulos rojizos de la base sobresalen en un paisaje dominado por el marrón oscuro típico de la tierra volcánica y el blanco sucio de los glaciares. Las sucesivas ampliaciones han consolidado unas instalaciones modernas, con un área de 120 metros cuadrados para albergar hasta 28 personas; dos almacenes, uno de material de transmisiones, y otro, de 200 metros cuadrados, que alberga todo tipo de contenedores; área de sanidad, con atención primaria y reanimación; taller de repuestos y mantenimiento; y laboratorios y salas de trabajo. Las instalaciones cuentan además con grupos electrógenos para garantiza el suministro de energía y un espacio para las zódiacs, utilizadas para reconocer las inmediaciones de la isla.

El Ejército tiene cinco misiones principales: mantener la presencia física de España en el territorio antártico en el marco del Tratado Antártico y sus protocolos; colaborar con el Ministerio de Ciencia en las labores de investigación científica realizadas en la isla; mantener en adecuadas condiciones de uso las instalaciones, material y equipo de la base para el desarrollo de los trabajos de investigación y experimentación; desarrollar proyectos de investigación y experimentación propios; y, por último, dar a conocer a la sociedad en general, al mundo científico y a la institución militar, en particular, la presencia y actividades del Ejército en la Antártida.

Los efectivos del Ejército no estarán solos. Compartirán base en esta campaña con investigadores que trabajan en proyectos civiles financiados por el Ministerio de Ciencia, de instituciones públicas como la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), las universidades de Cádiz, Zaragoza, Granada, Rey Juan Carlos (Madrid) y Alcalá de Henares y del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).

El Ejército también realiza sus propias investigaciones y proyectos. Este año, como novedad, un equipo de siete militares del Mando de Ingenieros, con sede en Salamanca, acometerá importantes reformas en el muro de contención que protege la base, degradado por los efectos de las corrientes marinas. Con ellos, llegarán a la isla diez contenedores con 230 toneladas de material para reforzar el muro (más de 900 unidades malla galvanizada, 1.000 bloques de hormigón y 66.000 adoquines de hormigón).

Por su parte, el contingente de 13 militares está compuesto por especialistas en logística, sanidad, comunicaciones, alimentación, navegación, motores o medio ambiente. Entre los proyectos previstos destacan la mejora de la infraestructura de la Red Lan en la base; implantación de un sistema de telemedicina táctica; empleo de drones para restitución cartográfica en el entorno de la isla; o la instalación del sistema de seguimiento y vigilancia de barcos (AIS).

La presencia española en la Antártida la completan la base Juan Carlos I, en el mismo archipiélago de las Shetland del Sur, a unas 20 millas de navegación de la base Gabriel de Castilla, gestionada por la CSIC, y el buque investigación oceanográfica Hespérides de la Armada. Este último, es pieza clave en el traslado del personal hasta las bases y en el apoyo logístico a las mismas.

El buque ya está camino de la Antártida al mando del capitán de fragata José Emilio Regodón. El Hespérides zarpó el 13 de noviembre del Arsenal de Cartagena con una dotación de 60 hombre y mujeres; 11 oficiales, 12 suboficiales, 37 cabos. Además, en sus camarotes puede alojar hasta 37 científicos y técnicos. Su casco de acero de alta resistencia, con quilla reforzada, le permite actuar en todos los mares y océanos del planeta, incluso entre hielos en las zonas árticas y antárticas durante los veranos boreales y australes.

Con una eslora de 82,5 metros y un desplazamiento de 2.832 toneladas a plena carga, el barco tiene una autonomía de 12.000 millas a 12 nudos y puede operar hasta 60 días sin necesidad de reabastecimiento. En una primera etapa, el buque atravesará el océano

Atlántico y recalará en Montevideo. Tras esta parada en la capital uruguaya, pondrá rumbo a Punta Arenas en Chile, puerta de entrada a la Antártida, junto con su vecina argentina Ushuaia.

Junto con el personal, en las bodegas viajan 40 toneladas de material para abastecer a las bases españolas. Entre este material se encuentra un vehículo 4x4 “Falcata” de la empresa española Einsa, que cambiará por unas semanas los polvorientos campos de maniobras de la Brigada Paracaidista (Bripac) en Madrid por el suelo volcánico de la isla Decepción.

Hasta el extremo sur chileno llegarán en pocos días los componentes, militares y científicos de la actual campaña antártica. En el caso de los 13 efectivos del Ejército de Tierra, volarán el 8 del próximo mes desde España. Todos embarcarán en el Hespérides para cruzar el peligroso mar de Hoces, el último obstáculo antes de llegar a las islas Shetland del Sur. El buque surcará, en esta segunda etapa, un tramo de mar con una anchura de unos 800 kilómetros que separa Sudamérica de la Antártida, cuyas aguas están consideradas por los navegantes como las más tormentosas del planeta, con olas de más de diez metros de altura.

Después de esta aventura llegará el auténtico desafío. Por delante, más de 100 días en la inhóspita Antártida.