Opinión

Coincidencias Aznar-Sánchez

Balzac, en «Eugenia Grandet», explicaba que «todo poder humano es un compendio de paciencia y tiempo». La paciencia, sin embargo, no destaca entre las virtudes de los políticos, al menos cuando están a punto de acceder al poder. José María Aznar y Pedro Sánchez, ¿quién iba a decir que coincidirían en algo?, son dos ejemplos de la misma impaciencia. Para un aspirante a la investidura, carece de sentido el consejo de Edmund Burke, «nuestra paciencia hará más que nuestra fuerza». esbozado en sus «Reflexiones sobre la Revolución francesa». El temor a que algo imprevisto trunque los planes provoca excentricidades en el calendario. Sin embargo, todo está inventado, aunque el líder del PSOE va a rizar el rizo con las fechas de su investidura.

José María Aznar ganó las elecciones por primera vez un 3 de marzo de 1996, con una mayoría minoritaria de 156 escaños, ¡quién los pillara! Para ser investido tuvo que pactar con la CiU de Jordi Pujol –16 escaños–, el PNV de Arzalluz –5 escaños– y los canarios –4 escaños– que lideraba José Carlos Mauricio. Aznar, tras una larga mili de líder de la oposición, tenía prisa por acceder a la presidencia. Por eso, la sesión de investidura comenzó el viernes, 3 de mayo, y concluyó el sábado, 4 de mayo, cuando el candidato del PP obtuvo en el Congreso 181 votos. El nuevo presidente no esperó nada y al día, siguiente, domingo, tomó posesión de La Moncloa. El poder es impaciente.

Aznar necesitó dos meses y un día para ser investido. Sánchez lo va a conseguir dos meses menos tres días después de las elecciones. En la estela de su predecesor, ha habilitado un fin de semana para la investidura. Sin embargo, va a superarlo, porque por primera vez en la restauración democrática habrá votación un domingo que, además, es víspera de Reyes. Aznar y Sánchez nunca formarían parte de las «Vidas paralelas» de Plutarco, que tanto gustaban a Jordi Pujol, pero ahí quedan las coincidencias de su trayectoria hasta la investidura tras unas elecciones ganadas por menos margen del que esperaban. En 1996, hubo conspiraciones para evitar que Aznar fuera presidente y de ahí sus prisas. Ahora, Sánchez sabe que todos sus acuerdos son tan precarios que por eso precisa ser investido cuanto antes, porque cada día que pasa aumenta el riesgo de que algo estropee todo como la decisión del Supremo sobre Junqueras el próximo 8 de enero. Coincidencias Aznar–Sánchez.