Opinión

Reyes Magos

Esta tarde me voy de cabalgata con amigotas y champán, porque hay ganas de pasarlo bien y de ver unos Reyes Magos como los de cuando éramos pequeños, no como la cutrez de Carmena que era como para vomitar y perder para siempre la ilusión. No sé por qué siempre tuve predilección por el Rey negro, que cuando era niña lo veía como más de Oriente y más lujoso y potentado, porque llevaba joyas, un buen turbante y lucía un porte bastante más opulento que los otros dos, que tampoco estaban mal en cuanto a vestimenta y rubíes, pero yo, en mi infantil imaginación, soñaba que Baltasar me iba a traer mejores regalos que Melchor o Gaspar. Cosas de chiquillos que se me vienen a la mente ahora que amanezco con la ilusión de entonces, pensando en estos tres personajes que hace dos mil veinte años llevaron a Dios oro, incienso y mirra, tal y como nos cuentan las Escrituras, algo muy solemne que a mí me inspira que hoy es día de juerga y cachondeo, porque el martes volvemos a la cruda realidad, esa que no quiero ni nombrar.

En meses pasados visitó nuestro país Michio Kaku, un físico japonés creador de la teoría de las cuerdas, que concurría al Congreso Mundial de Ufología pidiendo que los militares prueben que hay vida extraterrestre ¿Los militares? Para mí tengo que deben ser ellos, los físicos, quienes se han de encargar de esta misión casi imposible.

La teoría de este científico está basada en objetos unidimensionales o «cuerdas» en lugar de partículas puntuales, que podrían describir la fuerza gravitatoria, algo bastante confuso para las mentes de letras que nos fundimos más con lo abstracto que con lo físico y, por tanto, con estas cuestiones que se escapan a nuestras cabezas y que nos hacen flotar en un amplísimo cosmos, lo mismo que nos ocurre en plena oscuridad en las noches muy claras y estrelladas. Pero para hacerlo más sencillito el científico asegura que “el universo está hecho cuerdas que vibran y cada protón, cada neutrón o cada electrón son notas musicales, que la física es la ley de la armonía de estas cuerdas”, o sea, que el universo es una sinfonía. (Cada vez estoy más confusa).

Sostiene asimismo el físico Kaku que no se puede probar ni refutar la existencia de Dios, porque demostrar un negativo es imposible. Lo mismo que tampoco puede refutarse la existencia de unicornios en la tierra, porque quizá en algún lugar puede haber alguno. Dicen que en el amor está la respuesta, pero muchos hemos llegado a la conclusión de que el amor está sobrevalorado. Con el paso del tiempo y algún que otro sueño frustrado se llega a colegir que hay multitud de conceptos que están sobrevalorados, pero eso solo se alcanza a saber a base de decepciones, de desencantos.

Cuando hablamos de «desencanto» no podemos dejar de pensar en aquel documental de los años setenta en que se entrevista a la viuda e hijos del poeta Leopoldo Panero. Aquella manera tan cruda de relatar los recuerdos, donde afloran los rencores y se saldan deudas pendientes, dejó un sabor amargo y un recuerdo de lo que significa el concepto «desencanto» no solo verbalizado sino revelado física y estructuralmente, como si fuera un objeto tangible.

Pero hoy es Reyes Magos y van a desfilar por las principales calles de las ciudades y los pueblos de España. Que nadie nos quite la ilusión, que nadie provoque en nosotros el odiado desencanto, que para eso están ya los días del resto del año. Que todos la disfrutemos y que todos nos deleitemos con este universo, que es una sinfonía, pese a quien pese.