Opinión

Y ahora, «esto ¿quién lo paga?»

La anécdota, para algunos leyenda urbana, es conocida, pero no ha perdido vigencia. Josep Plá, quizá el mejor escritor en catalán del siglo XX y además uno de los grandes en castellano, viajó a Nueva York en el verano de 1954. Impresionado por el derroche de iluminación en Manhattan, cuentan que exclamó «y todo esto, ¿quién lo paga?» También decía lo mismo con frecuencia, ante una buena mesa bien provista de comida y bebida, porque no disfrutaba hasta que sabía quién corría con la cuenta.

Quim Torra, con toda la pompa y circunstancia que pudo orquestar, recibió a Pedro Sánchez en Barcelona. Nadie esperaba nada de la reunión. Los pronósticos no fallaron. Torra volvió a insistir en la independencia, el referéndum y el fin de lo que él llama represión. Pendiente de convocar elecciones, aunque él no se presentará, trabaja para impedir la victoria de ERC. Sánchez, obligado por ERC a visitar a Torra, acudió con un documento de 44 puntos y el objetivo doble de contentar a Rufián y los suyos y, además, en una pirueta casi inverosímil, mantener distancias con los «indepes» para que los socialistas catalanes de Iceta salgan airosos de la próxima contienda electoral.

La revuelta de los agricultores es, por otra parte, el primer conflicto del nuevo Gobierno. No tiene una solución sencilla. Subir y garantizar –casi por decreto– los precios que perciben los agricultores supondría un aumento de lo que pagan los consumidores finales, tan votantes como las gentes del campo, porque sin los intermediarios –los malos de la película– no hay abastecimiento. Las patatas no llegan solas al «hiper», ni tampoco al colmado.

La ministra de Hacienda reúne hoy al Consejo de Política Fiscal y Financiera –la Generalitat, al final, enviará a la secretaria de Economía– para abordar con las Comunidades Autónomas cuánto pueden gastar en 2020. Montero sugirió el martes que su colega Calviño habría logrado mas manga ancha de Bruselas con el déficit. Valdis Dombroskis, vicepresidente de la UE, echó ayer un jarro de agua fría al Gobierno. Las autoridades europeas esperan los planes de España. Luego decidirán. Por ahora, nada más. El Gobierno, con Podemos y ERC detrás, quiere gastar más. Las CCAA, que aprovecharán las cesiones a Cataluña, también. Solo en los once primeros meses de 2019 aumentaron en 4.300 millones su déficit. El enredo catalán no se arregla en unos días, tampoco la bronca del campo, el primer conflicto de la legislatura, por mucho dinero que haya, que no lo hay, porque todo esto, y lo que vendrá, «¿quién lo paga?»