Opinión

Simplemente, lamentable

¿De verdad ha merecido la pena volver a dar el espectáculo? ¿Alguien cree que se nos va a tomar en serio si al mismo tiempo que reivindicamos la no discriminación discriminamos por razones ideológicas? ¿Cómo se explica que las mismas que critican la falta de empatía y la ausencia de Vox el 8-M recriminen su presencia a un puñado de mujeres por militar en unas siglas y las expulsen a empujones? No cabe mayor incongruencia ni un tiro en pie propio más contundente. Hace tiempo que no me declaro feminista porque creo que valen más los hechos que las palabras, especialmente en estos tiempos en los que hay mucha/o feminista de temporada, pero independientemente de todo soy mujer, y como tal siento un bochorno infinito. Me imagino a los machistas recalcitrantes, que los hay, partiéndose la caja viendo como nos cortamos la cabeza entre nosotras mientras exigimos que se acaben los techos de cristal para que podamos levantar las nuestras hasta donde consideremos oportuno. Duele pensar que cuatro energúmenas les hayan dado razones para seguir explotando el concepto «feminazi», que son habas contadas pero que gritan más que nadie, mandan más que nadie y se creen con derecho a estigmatizar a quienes consideran oportuno. Y ya van dos. Las historia de los totalitarismos está escrita en masculino, pero hay quien prefiere aprovechar una jornada de lucha justa para evidenciar que la intolerancia no es cuestión de testosterona. Mujeres pidiendo que no haya agresiones mientras agreden; que exigen libertad para ir por la calle sin que les agredan mientras obligan a otras a pedir protección policial. Mujer contra mujer en un día que es de todas. Simplemente, lamentable.