Opinión

Logística

Aplaudimos, con mucha razón, a los biosanitarios, que han caído como primeras víctimas de un cúmulo de fatalidades, incompetencias y errores en estos meses terribles. A los hombres y mujeres que atienden necesidades básicas en supermercados, a restauradores, fuerzas de orden público, ganaderos, agricultores, militares, servicios de limpieza… Héroes anónimos, valientes, honorables. Nombramos poco a los encargados de la logística, llamados injusta y despectivamente «intermediarios» por disfuncionales colectivistas de rancio abolengo (de rancio todo) que desearían eliminarlos con la excusa de que los «productores» cobrarían más por sus mercancías (qué atrevida es la ignorancia). No saben que, sin logística, nadie podría comprar casi nada porque no llegaría a su alcance la mayor parte del género. Un agricultor de Murcia no lograría que sus patatas alcanzaran la mesa de los consumidores de Vizcaya si no fuese por la logística, que hoy es una de las labores más eficaces, imprescindibles. Una de las más complejas. Hasta ahora hemos vivido en un mundo de extraordinaria abundancia que funciona en movimiento, con logística. Sin ella, no existiría el comercio tal y como lo conocemos. Porque el planeta se convirtió hace tiempo en un enorme escaparate donde las cosas y el dinero fluían sin obstáculos. Y hablo en pasado porque nadie sabe si algo cambiará en ese sentido, y en otros muchos, a partir de ahora. Gracias a los transportistas que han seguido con lo suyo, e incluso aumentado su volumen de trabajo durante la larga, dura y difícil cuarentena, han llegado a nuestra puerta las medicinas que precisaban nuestros hijos, la lista de productos básicos de la compra, la comida preparada para quienes no tenían posibilidad de guisar por sí mismos, los guantes, las mascarillas y la lejía, y tantas cosas necesarias para que la vida diaria no se haya venido del todo abajo. Durante las pandemias del pasado, bajo las distintas pestes que han asolado continentes, todos carecían de la enorme ventaja que proporciona la cadena de suministro actual: producción, transporte, almacenaje, distribución… Sin ellos, ¿qué habríamos hecho? Gracias a estos profesionales, que siguen corriendo riesgos, hemos podido superar sin movernos de casa barreras de tiempo y de espacio, y sobrevivido con más dignidad a un confinamiento que a todos nos está dejando desfallecidos. Justo es reconocerlo y agradecerlo. Venga ese aplauso.