Opinión

¿Quién defiende al Rey?

¿Quién defiende a Felipe VI? (suenan los grillos… el grillo que deja una sensación de soledad e inquietante tranquilidad) casi nadie y quien lo hace acude a ese lugar común de «el mejor preparado». La pregunta tampoco encuentra respuesta en ese documento firmado por ex ministros, ex alcaldes, ex secretarios de estado y ex servidores públicos en general a favor del ex Rey. «En defensa del reinado de Juan Carlos I» recoge todas las percepciones viciadas, trucos y bienintencionados modales que nos han llevado donde estamos y a Juan Carlos de Borbón a los Emiratos. En primer lugar esa prioridad de la persona sobre la institución. Eso de «yo no soy monárquico, soy juancarlista» ha calado y sigue siendo uno de los principales riesgos . Ha sido la monarquía parlamentaria con todos sus ingredientes, los firmantes lo saben muy bien, la que ha garantizado estos años de concordia salvo algunas cosas. Luego está la exagerada reacción. «Ante la proliferación de condenas sin el debido respeto a la presunción de inocencia». Si a la «guillotina de telediario», en línea con políticos y famosos, y a la estrategia republicana de Podemos para tratar de tapar sus propias miserias se le concede una categoría suficiente como para activar a 70 ex altos cargos de diversos gobiernos en lógica mediática y propagandística redoblarán los ataques. Se deja a los tribunales la posibilidad de «reprobar», cuando estos o absuelven o condenan…Así hasta llegar a calificar a Juan Carlos como «motor del cambio». Es tan generosa la redacción y la atribución de virtudes que hacen un flaco favor a Felipe VI. El actual Rey aparece con calzador simplemente como «viva demostración de las calidades» de su padre, «recoge lo mejor y más perdurable del legado de su padre». Aquí ya no entran en la metáfora automovilística porque podría tener sus riesgos. Para quien en el comunicado del 15 de marzo nos informó de su renuncia un año antes a cualquier herencia y para quien ha aceptado o ideado la marcha de Juan Carlos a los Emiratos esto de aparecer sin relato propio no tiene que ser muy agradable. Quizá la clave del texto esté en su carácter exculpatorio porque algunos de ellos colaboraron en la opacidad de las acciones de Don Juan Carlos, sus polvos y sus lodos. La monarquía es algo más que sus titulares y algunas defensas que estamos escuchando o leyendo en los últimos días de quien fuera rey son una barrera para el afianzamiento del actual reinado. Aunque viendo las airadas reacciones los que están con el republicanismo van a seguir con la cosa.