Cuartel emocional

Un ferragosto bochornoso

Poner tierra por medio siempre es bueno y darse un tiempo, como dicen las parejas cursis, también lo es

Realmente aquí en España lo del ferragosto se refiere al punto álgido del mes de agosto, esas fechas que se enrocan alrededor de la festividad de la Asunción de la Virgen, en que todas las Marías -y las que o lo son-, celebran su onomástica. También las Palomas, en Madrid hay una verbena muy bonita a la que muchos madrileños ya no van: las tradiciones se están extinguiendo poco a poco igual que las buenas costumbres. Así nos va como nos va, y quienes todavía tienen sentimientos patrios no lo pueden decir porque lo señalan con el dedo y les dicen fachas. Lo malo es que estas aguas difícilmente vuelven a sus cauces, y los hombres tienden a borrar del mapa y de nuestra historia todo lo que nos ha hecho país, lo que nos ha hecho grandes, diferentes y únicos. Quizá dentro de ochocientos años todo vuelva a su ser, lo que pasa es que ya no estaremos para levantar acta de ello y los que escribimos, los que dedicamos nuestro mejor tiempo a juntar letras para formar palabras que a su vez se juntan para formar frases para conformar textos más o menos acertados, al gusto de algunos y levantando sentimientos de inquina a los demás, quisiéramos ver con nuestros propios ojos un cambio en la historia que nos llevara al sosiego, a la tranquilidad y a la calma. Pero no lo verán nuestros ojos, ya digo, ni siquiera los de nuestra descendencia, porque tampoco sabemos dónde habrá ido a parar este mundo que con tanta celeridad nos estamos cargando.

Pero, bueno, estamos presuntamente de vacaciones, en pleno ferragosto, con un calor que nos enciende las cejas y observando unos telediarios monótonos y repetitivos. Siempre son las mismas noticias y las mismas imágenes, o sea, las de los incendios forestales, tifones, inundaciones y otros desgraciados fenómenos que asolan países asiáticos, el cómputo de los ahogados que se han producido en las playas españolas y algún personaje famoso que ha sufrido un grave accidente. Luego están también noticias deportivas y la cansina información del tiempo que nos habla de calores infinitos, si bien parece que quiere aflojar.

Algunas amigas me dicen que las deje descansar y que en estos días de intenso verano no les hable de la gentuza que habitualmente puebla los noticieros, y tienen razón. Otras, en la misma línea, me sugieren que haga sólo vaga y amena literatura, o sea, que no comente, que las deje en paz, al menos en estas vacaciones, que van pasando ya su ecuador. En la lejanía, desde muy al norte de Europa, las cosas se ven de otra manera y, en efecto, todo lo que dentro de España nos está dejando con una tristeza infinita al observar que nada va bien y que tardaremos mucho en contemplar una situación que nos haga pensar en un horizonte optimista, desde esta punta del continente se llega a pensar que nada es tan grave como creemos. Poner tierra por medio siempre es bueno y darse un tiempo, como dicen las parejas cursis, también lo es. Sobre todo para romper y empezar de nuevo.

CODA. Me encanta la moda nórdica. Ya me había percatado anteriormente de que aquí se viste bien y con estilo, con un toque personalísimo que la distingue de París, Milán o Nueva York. Veo cierta tendencia a los lunares, los cuadros masculinos y de vichy, también las rayas y las formas abullonadas, además de las lisas, caídas sin marcar silueta. Voy corriendo a comprar una maleta y llenarla de cosas nuevas, que eso siempre da ganas de empezar con buen rollo una nueva temporada.