Entre el caos y el orden

Durante las 14 semanas del confinamiento primaveral del pasado año, los mensajes por tierra, mar y aire, junto a las sabatinas presidenciales, eran que «unidos salíamos más fuertes», y que «#esta guerra la ganábamos juntos». Y a partir del 10 de junio, Sánchez nos invitó triunfalmente a disfrutar de la «#nueva normalidad tras haber derrotado finalmente al coronavirus». Pero todo aquello se ha convertido ahora en algo absolutamente irreal, ignorando si vivimos ya en la segunda, tercera o cuarta ola, con el aderezo de Filomena para rematar, que ha traído una nevada tan enorme como la imprevisión ante su preanunciada llegada.

Ahora son las comunidades las que piden el confinamiento, mientras Sánchez e Iglesias «ni están ni se les espera». Sin nadie al mando, y con las vacunas de protagonistas, la sensación de caos se generaliza ante la carencia de estrategia de distribución conocida. En este ambiente, y viendo lo sucedido en Washington, no es de extrañar que circulen todo tipo de teorías para intentar darle algún sentido a tanta anormalidad. Tras el intenso «combate unidos», la «nueva normalidad» prometida no puede ser este caos, por lo que es lógico que se especule hacia dónde vamos, y cuál es ese «nuevo orden» al que nos encaminamos después del reseteo tan deseado como anunciado cual oportunidad histórica.

Ante tanta confusión generalizada, es lógico hacerse preguntas, aunque las respuestas últimas no están al alcance de quienes parecen ser meros instrumentos de una partitura no escrita por ellos.