Papa Francisco
Francisco en Irak
Valiente viaje del Papa a Irak para ayudar y confortar a los cristianos católicos caldeos que todavía sobreviven a la devastación provocada por la caída del régimen de Sadam Hussein, con la subsiguiente asunción del poder por los actuales dirigentes chiitas islámicos. Aquella guerra –la de la «foto de las Azores y las armas de destrucción masiva»– que condenó y trató de evitar infructuosamente S. Juan Pablo II, ha cambiado un régimen tiránico por otro peor, con el efecto añadido de muerte, destrucción y éxodo forzado de millones de refugiados, especialmente el 90% de los creyentes cristianos, unos dos millones de iraquíes que hasta entonces vivían su fe en una relativa libertad religiosa. Conviene recordar que allí vivieron civilizaciones anteriores a la nuestra en miles de años: de Nínive, de Mespotamia y Babilonia; del Imperio medo persa y de Hammurabi, creador del primer código legislativo conocido; y de Ur, la patria de Abraham y de los primeros cristianos.
El Papa se ha reunido con uno de los más influyentes líderes del mundo chiita, con dirigentes islámicos kurdos donde se refugian no pocos cristianos huyendo del terrorismo islámico, y ha celebrado una misa con rito católico caldeo ante una multitud nunca antes vista.Ojalá las buenas intenciones de este viaje traigan frutos de paz a unas tierras que, al igual que su vecina Siria, vivían bajo regímenes políticos no democráticos según el patrón occidental, y que «gracias» a ellos sobreviven ahora como pueden a la guerra, el hambre y la persecución constantes.
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