Sociedad

Pongamos luz

Queremos políticos que velen por el bienestar del pueblo, no por el suyo

Definitivamente ha quedado demostrado con los últimos acontecimientos lo que venimos señalando hace demasiado tiempo: algunos políticos no buscan el bienestar común, ni el progreso como nación ni siquiera tratar de bajar las escalofriantes cifras del paro en todo el país, sino que están más interesados en destruir lo que otros hacen, mancillar su imagen y lanzarse al ring de boxeo para machacar a sus adversarios políticos. Circo mediático. Es lo único que parece que quieren aportar al pueblo, mientras la gente se desespera por la falta de trabajo y los problemas económicos que la pandemia está dejando.

La ruina que el virus esparce, sin que se ponga suficiente remedio, favorece esa terrorífica elección que continúa siendo tabú en España: el suicidio. Y silenciarlo nunca será una buena estrategia.

Pongamos luz a los que sufren, a sus problemas, para poder ser parte de la solución.

Y, por favor, dejen de crear inestabilidad que ya tenemos suficiente.

El Teléfono de la Esperanza acaba de cumplir 50 años y embajadores como el campeón mundial de tenis Rafael Nadal, el psiquiatra Luis Rojas Marcos, la filósofa Adela Cortina, el pintor Antonio Montiel y servidora, queremos visibilizar los pensamientos, situaciones y circunstancias que llevan a tantas y tantas personas a optar cada día por la solución más traumática para todo su entorno y que además es irreversible: el suicidio.

Hay que romper el tabú que envuelve al suicidio ya que es la primera causa de muerte no natural en España.

No creo que sea una actitud de cobardía, ese estigma que lamentablemente destroza a la familia de quien decide poner fin a su vida, ha de desaparecer.

Para evitar albergar esos pensamientos negativos relacionados con el miedo que nos llenan de ansiedad y negatividad, adoptemos hábitos saludables.

Hemos de combatir ese sufrimiento relacionado con diferentes causas como la falta de habilidades sociales, la mala alimentación, la vulnerabilidad, la autoexigencia, el pesimismo y el pánico que a veces nos inoculan los medios de comunicación. Nadie quiere morir, sino dejar de sufrir.

Para ello existe también el teléfono contra el suicidio.

Queremos políticos que velen por el bienestar del pueblo, no por el suyo.