Iglesia Católica
Para quien quiera entender…
La corriente central de la actual sociedad occidental sigue entronizando a la razón como diosa –como ya lo hicieran en 1793 en el altar mayor de la Catedral de París– y, así continúan negando todo hecho no explicable exclusivamente desde la razón y por ella.
Para gran parte de esta sociedad, lo sobrenatural resulta ser superstición, en el mejor de los casos. Sin embargo, «e puor si muove» y, por ello, también en París se produjeron hace ahora 150 años unos acontecimientos que «casualmente» habían sido anunciados allí mismo cuatro décadas antes: la Guerra franco-prusiana, la Comuna y el asesinato del arzobispo de la ciudad del Sena, entre otros muchos crímenes. Durante varios meses, los anarquistas y revolucionarios de la Comuna se enfrentaron al Gobierno de la Tercera República francesa que, refugiado en Versalles, había sucedido al régimen de Napoleón III, derrotado en la guerra con Prusia, llenando las calles parisinas de muerte y destrucción. Los racionalistas de manual tuvieron ocasión de haberlo prevenido si hubieran atendido lo que una jovencita religiosa –hoy santa Catalina Labouré– afirmó le había trasladado en la Rue du Bac la noche del 18 de julio de 1830, precisamente la Titular de la catedral donde había sido entronizada la razón cual diosecilla. En esta revelación extraordinaria recibió unos mensajes proféticos que se cumplieron literalmente.
Esta aparición es plenamente reconocida por la Iglesia con el máximo rango posible. Quien quiera entender, tiene datos sobrados para poder hacerlo. Por supuesto, también desde la razón abierta a lo sobrenatural.
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