Transexualidad
El filo en los muslos
La URSS se arruinó. Alemania también. La ideología es tozuda, pero más tozuda es la realidad.
En la época de la «tolerancia» el relativismo es dogma, aunque no funcione. En la URSS, la producción hacía aguas porque se negaba la necesidad natural de la propiedad privada; en la Alemania de Hitler, el racismo intelectual exterminó a los más eminentes intelectuales. Podemos dudar de que la mesa exista, pero si se nos ocurre poner en práctica nuestras dudas y cruzar la habitación sin rodearla... nos clavaremos el filo en los muslos.
Desde ayer está en vigor la Ley Trans, un sistema que pretende ampliar la justa demanda de que las personas que cambian de identidad sexual sean aceptadas y queridas, cosa que es de absoluta exigencia moral. Según la nueva ley, un menor será lo que afirme ser. Y, cuando lo comunique a los funcionarios, lo inscribirán en el registro como lo que desea ser. Si chica, chica; si chico, chico. Parece una consolidación de libertades, pero las mujeres –y hablo como mujer, porque no soy hombre– tenemos la experiencia de que ser mujer es un hecho que no elegimos y con el que convivimos toda la existencia. Por esa razón, en muchos lugares del mundo no tenemos derecho a estudiar, casarnos libremente, heredar, viajar, presentar testimonio en los tribunales o disfrutar de la sexualidad. Ahora nos dicen que podemos declinar la condición femenina. Parece sorprendente que un gobierno supuestamente progresista choque así con las más clásicas defensoras feministas.
El Ejecutivo no tiene empacho en mostrarse dividido, así gana doble audiencia. Mientras Irene Montero es la que saca adelante la ley, la ministra Calvo se manifiesta contraria. Sin embargo, el problema de negar las cosas, de inventarse la realidad es que acaba dando problemas. Terminas golpeándote con los bordes de la mesa. Sufres y te haces daño. ¿Cuántos de los jóvenes sometidos a la ablación del pene y los testículos, o a la remodelación del clítoris y la amputación de los pechos, tendrán problemas de identidad en los próximos años? ¿Cuántos irán al suicidio? Porque está pasando en los Estados Unidos. La URSS se arruinó. Alemania también. La ideología es tozuda, pero más tozuda es la realidad.
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