Economía
¿Por qué marchó bien la economía de la Transición?
Leopoldo Calvo Sotelo fue un hombre clave en la primera parte de la Transición. Sin sus esfuerzos el retraso hubiera sido mayor
En España, han surgido dos políticas económicas adecuadas que se enlazan entre sí y tienen unidas sus características a los planteamientos de dos personas concretas.
Si estudiamos seriamente lo sucedido para que se pusiese en marcha el Plan de Estabilización de 1959, nos encontramos que es obligado analizar la personalidad, en sus aspectos intelectuales, y concretamente en los de la Ciencia económica, de Alberto Ullastres. Mas, tras la muerte de Franco, el inicio de una situación política nueva que conocemos como la Transición coincidió con la crisis generada por las consecuencias del incremento del precio del petróleo y el hundimiento de buena parte del mundo bancario español. Se buscó de qué manera podría todo eso superarse, con una plena incorporación al conjunto de la economía europea. Y ese fenómeno, que respaldará la aparición de la Constitución de 1978, tiene otro nombre fundamental, el de Leopoldo Calvo Sotelo. Para explicarlo, tenemos que tener en cuenta la biografía de Leopoldo Calvo Sotelo. Porque una de sus bases esenciales fue la de ser Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y haber logrado culminar esa carrera consiguiendo el número 1 de su Promoción. Es obligado echar mano de las biografías de otros números 1, como Ingenieros de Caminos, que también actuaron en el terreno de la política española.
Un caso muy conocido es el de Echegaray, quien también alcanzaría el número 1, y al decidir ingresar en la Escuela de Ingenieros de Caminos, en 1848, fue atendido por otro alumno ya ingresado con el número 1. Se llamaba Práxedes Mateo Sagasta. Además, en esa etapa se habían producido enlaces en esa Escuela, con la Economía y, por supuesto, con las matemáticas.
En aquellos momentos, la Ciencia Económica tenía ya como base un desarrollo importante de matemáticas. Un caso clave sería, por ejemplo, el del ingeniero Gabriel Rodríguez. Por esa vinculación, Gabriel Rodríguez fue convocado para un debate en la Institución Libre de Enseñanza sobre El socialismo de cátedra, con una réplica de Adolfo Álvarez Buylla. Cuando leemos estos textos, vemos que este último y famoso krausista no pudo argumentar nada en serio, frente al desarrollo matemático, en economía, de Gabriel Rodríguez.
Ese sendero de conocer seriamente la economía en la Escuela es una de las características que se palpan en Leopoldo Calvo Sotelo. Además, había tenido preocupación por la política y consideraba que la Restauración monárquica era precisa para España. Su vinculación con entidades que pensaban que debería convertirse en Rey de España el Conde Barcelona fue continua, pero ello no supuso dedicarse a una oposición al régimen existente. Y eso lo prueba que aceptara el cargo de presidir la RENFE y, más adelante, pasara a ser un dirigente empresarial de primera fila, elegido Procurador en Cortes, donde pasó a tener planteamientos tan importantes como la Presidencia de la Comisión de Obras Públicas. Todo ello, simultáneamente, pasando a tener un puesto clave en la empresa Unión Explosivos Riotinto y, además, en la denominada «Gran Banca Española», concretamente en los Bancos Urquijo y Central Hispano.
Con estas bases, al llegar la Transición, en el Gobierno de Arias Navarro, fue nombrado Ministro de Comercio e inmediatamente impulsó la incorporación de España a Instituciones europeas. Esa fue una batalla en la que participó de modo continuo. Con Adolfo Suárez fue sucesivamente Ministro de Obras Públicas, de Presidencia y, a partir de febrero de 1978 y hasta abril de 1979, de Relaciones con las Comunidades Europeas. Y, desde ahí, a partir del impulso inicial técnico-económico de Alberto Ullastres y el político de Fernando María Castiella, Leopoldo Calvo Sotelo paso a culminar la obra de nuestra inclusión en el mundo comunitario, convirtiéndose, así, en un hombre clave en la primera parte de la Transición. Sin sus esfuerzos el retraso hubiera sido mayor.
Fue una crisis política la que impidió que, en el momento exacto de nuestra plena incorporación a Europa, a causa del triunfo electoral del Partido Socialista y de Felipe González, Leopoldo Calvo Sotelo no participase en lo que, realmente, pasaba a ser el final de multitud de replanteamientos no solo económicos, sino también políticos y sociales, de la Transición.
Había ingresado como Académico numerario en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, en noviembre de 2005. Y recuerdo de qué modo escuché de sus labios multitud de datos que sirven para explicar nuestra incorporación a Europa, y cómo respetaba las obras de Castiella y Ullastres.
También le vi ironizar sobre la nueva situación política encabezada por Felipe González. Como sabía economía y era muy culto, siempre merecía la pena escucharle.
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