LGTBI

Delito de amor

Notas del 10 de septiembre: llamas, pirocúmulos, y comisión de seguimiento del otoño. Igual los delitos de odio son algo demasiado serio para tratarlo en una comisión parlamentaria, pues en mi Españita ya se sabe que si uno quiere que no se averigüe algo, lo mejor es montar una comisión parlamentaria.

Un solo tipo que al que le partieran la cara por besarse con su novio por la calle, un solo ‘cállate, maricón’ ya sería más de lo que cualquier país debiera soportar. Luego están las hipérboles políticas, por ejemplo esta de Madrid como rompeolas de todas las homofobias. Yo tenía entendido que España era el país líder del mundo en tolerancia sexual y Madrid, una de las capitales internacionales LGTBi. El Orgullo Gay tomó la dimensión que tiene hoy en día y Chueca se hizo con gobiernos del Partido Popular. Creía que media España había venido del pueblo a Madrid a salir del armario y a que la dejaran en paz, y ahora dibujan una versión de la capital de España como si fuera el gueto de Varsovia. Luego si se superponen los mensajes, en 3D se aparece Malasaña como una versión castiza de Kabul y, al mismo tiempo, dicen que en Afganistán ahora los talibanes han abrazado la moderación y los derechos del pueblo afgano, así que en Madrid te matan si eres gay, pero en Kabul no se está tan mal.

Si uno se fija en las noticias de la última semana, los hechos probados dicen que Madrid es una ciudad en la que un tipo puede salir un domingo, írsele de las manos el vermut, terminar rebozado con dos colegas que no son su pareja que le graban a cuchillo en el trasero la palabra ‘maricón’ y, después, volver a casa tranquilamente.

Era mucho más elegante cuando la gente se grababa mensajes afeitándose partes de su cuerpo. Contaba la chirigota de Chiclana que a las chicas les había dado por perfilar palabras por la línea de flotación. En uno de los cuplés, para recibir a su marido por la noche, una prima de los chirigoteros se había rasurado palabritas muy cachondas: “Buenas noches, José Antonio, tienes la cena en el microondas”.

Fuentes consultadas por este Cuaderno aseguran que no está claro que Malasaña no sea delito igualmente, pues hay agresión -verbal y epidérmica, al mismo tiempo- y, por mucho que fueran consentidos, los daños son definitivos. Hablamos de lesiones infligidas por ¿gays homófobos? Se sabe que el amor y el odio son compañeros de piso. En lugar de un delito de odio, yo diría que se trata de un delito de amor.