Clima
Transición energética
No deberíamos confundir que sea más difícil crecer sin utilizar tantos combustibles fósiles con que sea imposible
La transición energética hasta alcanzar la neutralidad de carbono es cara: con la actual tecnología, de hecho, es muy cara (tal vez más cara de lo que los ciudadanos estén dispuestos a soportar).
Un reciente estudio de Nature estimaba que, para el año 2050, los costes podían llegar a ascender a 11.000 dólares anuales por persona. Semejantes cifras han llevado a muchos a sugerir que es imposible que las economías modernas crezcan sin pivotar sobre los combustibles fósiles.
Sin embargo, no deberíamos confundir que sea más difícil crecer sin utilizar tantos combustibles fósiles con que sea imposible. El crecimiento –al menos hasta que dispongamos de mejores tecnologías– se ralentizaría, sí, pero seguirá siendo posible. De hecho, durante los últimos 30 años muchos países ya han reducido sus emisiones de CO2 sin que ello les haya impedido expandir su renta per cápita. Por ejemplo, entre 1990 y 2019 (dejamos fuera el atípico año pandémico), la renta per cápita de EEUU se incrementó un 55% y sus emisiones de CO2 per cápita cayeron algo más de un 10%; más espectacular ha sido la evolución de Reino Unido, cuya renta per cápita también aumentó alrededor de un 50% y sus emisiones per cápita disminuyeron por encima del 30%; Alemania ha mejorado en un 45% y ha minorado sus emisiones per cápita también en un 30%; y Francia ha incrementado su renta per cápita algo más de un 30% al tiempo que recortaba sus emisiones per cápita en un 20%.
El caso de España ha sido algo más decepcionante pero aun así merece ser mencionado: la renta per cápita ha crecido alrededor del 45% y las emisiones han caído menos de un 10%.
A la luz de estos datos serán muchos quienes repliquen que las emisiones de CO2 en Occidente se reducen porque hemos deslocalizado todas nuestras fábricas al Tercer Mundo y ahora importamos las mismas mercancías desde allí, de modo que las emisiones globales no habrán variado. Pero todos los datos que he ofrecido de disminución de las emisiones de CO2 se refieren a emisiones de CO2 medidas desde el lado del consumo, esto es, contabilizando el CO2 vinculado a la producción de aquellas mercancías que importamos desde el resto del mundo a Occidente. Por consiguiente, la transición energética es complicada, sí, pero no imposible.
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