Defensa

Latente Montjuïc

Si una maqueta del sitio de Gerona que se exhibe en Toledo, sirvió a Galdós para imaginar su Episodio, ¿por qué no, itinerante, puede verse en Barcelona?

«El Museo del Ejército en Toledo acoge la gran exposición de los Episodios Nacionales de Galdós. El Museo se ha convertido por derecho, gracias a sus fondos y grandes exposiciones en el tiempo, en un referente cultural de primer orden».

Sé que hablar de Montjuïc hoy, es batalla perdida. Pero mañana, quien resiste, vence. Sigo estando obligado a denunciar el flagrante incumplimiento de un convenio acordado en 2008 por Carme Chacón, Ministra de Defensa, Jordi Hereu, Alcalde de Barcelona y José Montilla, Presidente de la Generalitat. Los tres miembros del PSC, como el actual Ministro de Cultura. Aunque desmantelaban el Museo Militar existente en la Fortaleza, dejaban margen para que la historia militar de la Ciudad Condal no se perdiese. Bono, Alonso, Morenés y sus sucesores en Defensa tampoco hicieron nada, salvo gestos para la galería en nombre de una extraña «cultura de defensa». Narcís Serra con un recordado Luis Reverter, sí había respetado la Ley de 1960.

Actualmente, ante la pasividad de las otras dos administraciones, el Ayuntamiento de Barcelona manipula a su aire el Castillo de la mano de fervientes comisarios políticos. Pero tiene abandonado su mantenimiento. Pude comprobarlo en el marco de una de las actividades que mantiene, casi con heroísmo, una Asociación de Amigos del Castillo que preside una tenaz y valiente Carmen Fusté. La vegetación invade muros y troneras; las bellas garitas deben protegerse con redes ante peligrosos desprendimientos.

Arrumbada en un foso de poniente, la Asociación consiguió reunir el pasado 20 de noviembre a más de mil visitantes, con participación de Fuerzas Armadas –espectacular la carlinga de un F-18 –, Policía Nacional, Mossos, Protección Civil, Cruz Roja, Guardia Civil y Guardia Urbana, estos últimos con sus espectaculares unidades caninas.

Si discutible jurídicamente fue que una Orden Ministerial del Ministerio de Economía y Hacienda de 2007 modificase una Ley 52/1960, mucho más denunciable es que Patrimonio del Estado no exija siquiera el cumplimiento de sus cláusulas. Otra vergonzante dejación del Estado, a favor de la erosión permanente del separatismo.

Asumimos todo: Montjuïc bombardeó unos barrios de la ciudad; pero también su Artillería la protegió en otras ocasiones; su zona de seguridad de 300 metros preservó el perfil de la montaña de torres y rascacielos; fue lugar de prisión y de muerte. ¿Qué fortaleza europea no ha servido de prisión o patíbulo? ¿Son las piedras responsables de los actos de los hombres? ¿Han destruido los parisinos su Ópera por el mero hecho de haber albergado la Kommandantur alemana durante la Segunda Guerra Mundial?

Cuando se desmanteló el Museo Militar, desapareció entre otros, el legado que nos confiaron los Aviadores de la República. Viví uno de los momentos más dolorosas de mi carrera: violaba un compromiso moral contraído con unas personas que depositaron en nosotros su confianza. A sus 92 años, el entonces Presidente Antoni Vilella (1) declaraba: «las armas no tienen la culpa de las guerras». Por destruir, se desmanteló la Capilla documentada desde el siglo XVI, que custodiaba tres placas en recuerdo de los citados Aviadores del Ejército Popular de la República, del Tercio de Requetés Nuestra Señora de Montserrat y del Regiment Pirenaic nº1 de la Generalitat. Por suprimir se llevaron las lápidas judías del primitivo enclave –Monte de los Judíos– que la comunidad hebrea acudía a venerar e incluso en su pasión iconoclasta, una sencilla placa que agradecía la aportación de Fecsa-Endesa a la iluminación artística de la fortaleza. Diría que el fanatismo, el revanchismo, el oportunismo, cuando no la cobardía, han sustituido al acuerdo, el respeto al pasado, la proyección de un legado a las generaciones que nos siguen.

Por supuesto no se trata de militarizar a ninguna sociedad. Las Fuerzas Armadas han dado pruebas más que suficientes de integración y de servicio a la paz mundial. ¿Qué creen que hacen nuestros uniformados pasando las Navidades en El Líbano o en las desérticas tierras del Sahel?

Montjuïc hoy, más un Afganistán de los ayatolás que de la Europa del XXI, debe recoger no solo el legado de Lepanto y de la expansión del Reino de Aragón hacia oriente de la que Barcelona fue puntera, sino también al rico testimonio de los ingenieros de la Academia de Barcelona, pasando por Prim, las guerras carlistas e incluso, sin miedo, nuestra Guerra Civil.

Si en la mente de ministro Iceta persiste la idea de desconcentrar museos, en Montjuïc tiene un bello reto. Si una maqueta del sitio de Gerona que se exhibe en Toledo, sirvió a Galdós para imaginar su Episodio, ¿por qué no, itinerante, puede verse en Barcelona?

¡Cómo llegó en su momento Cusachs! ¡Cómo debe llegar un día este extraordinario «pintor de batallas» barcelonés, que es Ferrer-Dalmau!

¡No le tiemble el pulso, Ministro!

(1) El País. Jacinto Antón de Vez. 5 mayo 2009

Luis Alejandre, es general (R)