Ganadería

¡Que viene el lobo!

Lo que no se puede hacer ya, por decisión de este Gobierno, es matar al lobo aunque diezme la ganadería

Paco, «El Rizoso», como se le conoce en la localidad, es un honrado ganadero leonés, que vive en Campo de la Lomba, del municipio de Riello. El hombre no pudo acabar peor el año. Las uvas se le atragantaron. Entre las 5 y las 6 de la tarde del día 31 de diciembre una manada de lobos atacó a su rebaño, que estaba a unos quinientos metros del caserío. Los lobos mataron a veintiuna ovejas y al mastín y dejaron malherido al otro perro pastor. Fue una tremenda carnicería. Los restos ensangrentados aparecieron dispersos, esparcidos en un centenar de metros a la redonda. Las ovejas estaban preñadas, iban a parir en febrero. No era la primera vez que le ocurría. Paco, «El Rizoso», había sufrido otros ataques de los lobos, pero éste ha sido el más espantoso. Y lo que es más preocupante: ha sucedido a un paso del pueblo y a plena luz del día. ¿Quién puede estar ya seguro? Los cazadores de la comarca aseguran que se tropiezan con frecuencia en el monte cercano con estos fieros y hermosos animales.

En la reciente reforma del Código Civil ha desaparecido lo de animal fiero (artículo 465). Para un Gobierno, tan franciscano y animalista como éste, la fiera, animal salvaje que mata de manera feroz a otros animales para alimentarse, resultaba, por lo visto, insoportable. Mejor suprimirlo. A ver qué dice a esto Paco, «El Rizoso», de Campo de la Lomba, después de contemplar la hecatombe en su rebaño y comprobar que la manada de lobos ha matado por matar. Como se sabe, todos los animales –los domésticos y los salvajes, en esto también hay clases–, han quedado definidos como seres vivos dotados de sensibilidad y han dejado de ser cosas, aunque se puede seguir comprándolos y vendiéndolos, hasta ahí podíamos llegar. Lo que no se puede hacer ya, por decisión de este Gobierno, es matar al lobo aunque diezme la ganadería. Es ahora una especie protegida y su caza ha quedado prohibida por ley.

Esta norma ha puesto en pie de guerra a los ganaderos y a los cazadores de Castilla y León. No es buen momento para que a la izquierda se le ocurra pedirles el voto. No están las urnas para bromas. Me parece que la excesiva protección al lobo por parte del Gobierno de Sánchez va a tener más influencia en las elecciones del 13 de febrero, cuando debían estar pariendo las ovejas de Paco, «El Rizoso», que las imprudentes, desafortunadas, calamitosas declaraciones a «The Guardian» del consumido ministro de Consumo (o de lo que sea).