Salario Mínimo

Oportunismo

La oportunidad de cambiar las cosas deviene en oportunismo de prometer sin medida

Oportunidad y oportunismo caminan juntas en el diccionario de la lengua, como oportuno y oportunista, y comparten raíz, pero sus significados se contraponen y hasta sus sentidos se enemistan.

La oportunidad encierra una idea positiva, de deseo o necesidad satisfechos, de propuesta adecuada para un momento dado, de acción determinada y eficaz. El oportunismo es el uso perverso de una situación para obtener un beneficio, normalmente alejado de los principios de rectitud, interesada y egoísta.

Le he de reconocer, estimado lector o lectora, que en algún momento, al encarar el folio en blanco para este encuentro semanal, he tenido la tentación de revisar o hasta eliminar los dos párrafos anteriores por pedantes e innecesarios. Pero si bien el primero de los rasgos es incuestionable –pedantes son un rato–, no lo es el segundo. A estas alturas de la vida política, del curso que vivimos tan agitado como insólito, no creo un exceso recordar algunas obviedades para mirar nuestro presente. Más que nada, con ánimo de no dejar pasar lo que se vende como oportuno y generoso, cuando en realidad es oportunista e interesado.

A dos días de que en Castilla y León se jueguen el PP su permanencia en el gobierno autonómico y el PSOE recuperar un espacio vital para no perder más terreno autonómico del que ya se ha dejado, cuando resulta vital para la izquierda detener a un Vox rampante que lo será más con el trampolín de un buen resultado como le vaticinan las encuestas, resulta que el gobierno pone en marcha medidas y anuncios aparentemente oportunos pero en realidad decididamente oportunistas. Ayer martes, anunció 1.000 millones de euros para el campo, con planes agroindustriales. Aprobó el Perte alimentario y lanzó carantoñas a un campo que sobre el olvido que padece, sobre el desarreglo en sus cuentas que nadie parece querer solucionar, ahora encima aguanta una sequía insoportable que los urbanitas acabamos de descubrir. Castilla y León es una de las comunidades en las que más peso tiene el sector agrícola. Cinco días antes de que allí se vote, una medida así pudiera ser oportuna, pero destila oportunismo. Tanto, que casi resulta ofensiva. Tanto, que resulta difícil pensar que no es el mismo ánimo el que alienta anuncios tan apresurados como el Salario Mínimo de 1.000 euros, que ya dan por hecho aunque llenen el aire de promesas de diálogo y disposición a escuchar a una patronal que ya sabían se opondría con contundencia. Llegaremos a los 1.000 euros y es importante que se sepa antes del día 13. Como quitar las mascarillas. NO me diga usted que no es oportuno que el próximo domingo en la comunidad de Castilla y León, las familias puedan celebrar la liturgia electoral ya sin tener que llevar la mascarilla por la calle. ¿O es oportunista?

Es ya un tópico la consagración de la gestión oportunista en vísperas de que la ciudadanía se pronuncie sobre sus gestores. Llega hasta contemplarse como algo normal, como parte de lo aceptable –no hay más remedio– del peculiar diálogo entre la política y quienes somos su objeto.

Pero sigue siendo y será siempre un comportamiento indigno e inaceptable. La oportunidad de cambiar las cosas deviene en oportunismo de prometer sin medida porque ese es el modelo en el que seguimos navegando. Y por mucho tiempo, me temo, porque no hay perspectivas de que alguien esté en disposición y con ganas de cambiar esa rueda.