Partido Popular

La política como servicio al bien común

Una de las consecuencias del terremoto que sacude al PP es que parece haber convertido a Sánchez en un estadista y a la oposición en unos irresponsables. Desde La Moncloa, Sánchez parece querer perdonar la vida a los populares –acosados en Génova por una parte de la opinión pública y publicada– deseándoles «se aclare la corrupción en su seno lo antes posible», y reiterándoles la necesidad de un «cordón sanitario» a la «ultraderecha» en toda España, lo que en estos momentos es como mentar la soga en casa del ahorcado. Al tiempo, de «insostenible» calificaba la situación Ayuso, mientras era recibida entre aclamaciones en Boadilla del Monte, localidad de la que es alcalde precisamente el vicesecretario de Organización de Casado, que en esos mismos momentos estaba reunido con él en Génova como miembro del Comité de dirección del PP. Y simultáneamente, otro protagonista en esta situación, el colega gallego de la presidenta madrileña, Alberto Núñez Feijóo calificaba de «colapso» la situación del partido, y también coincidía en la necesidad de una urgente actuación para superarlo, opinión que ya habría transmitido a Casado el domingo, remitiéndonos a él para conocerla.

Mientras todo esto se desarrollaba, la cotización de las acciones del PP en la bolsa de valores políticos se desplomaba en beneficio de las del sanchismo. Así las cosas, se esperaba con contenida expectación la decisión de Casado tras una larga reunión en Génova con su equipo más estrecho de colaboradores. En el entreacto de la espera, quizás sea oportuno fijar la atención en los valores de la actual sociedad de la que el PP sería fiel reflejo como mayor representante político suyo y que, en definitiva, sería la causa primera de esos hechos tan poco ejemplarizantes que han desencadenado esta desgracia.

La refundación del PP por Fraga en 1989, pivotó en torno al humanismo cristiano, con largas confidencias en Estrasburgo entre él como eurodiputado en su transitorio y voluntario destierro político, y el Secretario General del Consejo de Europa Marcelino Oreja, residente allí. La que gestionó esa refundación fue la generación anterior a la que hoy está a los mandos del partido, encabezada por Aznar y Rajoy. La actual generación al mando del PP, ha crecido en las NNGG con una cultura política en la que han desaparecido de forma significativa los valores propios de ese humanismo, en paralelo y al igual que en el conjunto de una sociedad descristianizada. Así, la política entendida como servicio al bien común, parece haber desaparecido. Y las consecuencias están a la vista.

De momento, una semana más hasta la Junta Directiva Nacional para la respuesta. Que sea fructífera la espera.