Partido Popular

Agentes dobles en el PP de Feijóo

En política no se puede ser melifluo, hay que limpiar y sanear, y, la mayoría de las veces, perdonar «vidas» sólo sirve para alargar problemas

En política no hay lealtades inquebrantables, y si no que se lo pregunten a Pablo Casado, que cuando todavía pensaba que tenía posibilidades de frenar la revolución vio cómo sus soldados se cruzaban, por si acaso, a la trinchera contraria. Esto mismo ocurrirá con la mayoría de los «peones» territoriales del PP. Aquellos que fueron colocados al servicio de la causa de blindar a la dirección, que acaba de saltar por los aires, para el caso de que no llegara a Moncloa en las próximas elecciones generales.

Basta con intuir el menor indicio de que el aire empieza a soplar en otra dirección para que los que deben todo lo que son a un «dedo» benefactor viren hacia el nuevo mando. Pero siempre hay excepciones, alguien que juega a doble agente, algunos que esperaban progresar todavía más y que saben que en este reparto no les va a caer nada. Y ahí es donde están los «topos», con cargos territoriales, y que todavía pasan información al PP caído. Para poco, la verdad, porque no tiene más afán que el de enredar por enredar, y la situación interna no está para liantes.

Alberto Núñez Feijóo no tiene banquillo en los grupos parlamentarios y aterriza en un lodazal nacional en el que es posible que tenga que cuidarse más de algunos de los que se dicen suyos que de los contrarios. En política no se puede ser melifluo, hay que limpiar y sanear, y, la mayoría de las veces, perdonar «vidas» sólo sirve para alargar problemas. Tampoco tiene mucho sentido que se busque información de la situación territorial con aproximaciones a quien colocó las piezas entre las que se ahora se refugia el «topo».

En el lado del Gobierno también hay agentes dobles, más conectados, conectadas, en este caso, al que fuera vicepresidente que al hoy jefe del Ejecutivo. Pero que se anden con cuidado, que en el «Manual de Resistencia» de Pedro Sánchez también puede estar la guía para ese golpe que busca cobrarse tres piezas por el precio de una. En un contexto excepcional, con Putin como refugio sobre el que arrojar todas nuestras basuras, el voto útil puede funcionar mejor que nunca. O al menos eso es con lo que sueñan algunos. Por cierto, por Madrid circula que el presidente y el consejero vuelven a coquetear. Será por aquello de que donde hubo fuego siempre quedan rescoldos.