Reforma educativa
Una bofetada a lo Will Smith a la educación en España
Si lo analizan bien se trata de una educación ideologizada, absolutamente dirigida a dejar plantadas como verdades absolutas cuestiones que no lo son
Imaginen. La ministra de Educación se levanta del pupitre, llega hasta el profesor y le propina una bofetada a lo Will Smith que lo deja devaluado, como una criptomoneda en la guerra de Ucrania. No es calva, pero pelillos a la mar, que acabarán convirtiéndose en la cabellera de Medusa, serpientes, que los escolares deberían conocer, no porque hayan estudiado mitología sino porque es el símbolo de Versace, y a Omar le gusta Versace. Se trata de un profesor de Historia y al hombre se le había ocurrido la torpe idea de enseñar su asignatura de manera cronológica, que es lo que el nuevo sistema educativo quiere eliminar del plan de estudios. Y digo yo, que ni soy ministra ni tengo posibilidades: la Historia es cronología o no es Historia, pero aun así los nuevos gurús entienden que es mejor tener un cebollón en la cabeza que relacione la vieja Grecia con el descubrimiento de América y así hasta el Duque de Alba.
Con todo ello, la manera de impartir las asignaturas, o el remiendo practicado a la Filosofía, esconde algo aún más terrible: la entrada en las aulas españolas del pensamiento «woke», la lucha por las identidades, el ecofeminismo, la perspectiva de género, que hará de los neandertales unos cromañones, y así hasta la última chorrada de lo políticamente correcto. Si lo analizan bien se trata de una educación ideologizada, absolutamente dirigida a dejar plantadas como verdades absolutas cuestiones que no lo son. Puede que a los que nos oponemos a este modelo nos llamen reaccionarios, pero si algo es irrefutable es que los que lo defienden son autoritarios, pues no admiten más verdad que la revelada a la nueva progresía.
Si a esos estudiantes les preguntamos si saben lo que es el Gran Hermano nos dirán que se trata de un programa de televisión en el que se practica el edredoning, algunos de ellos tal vez hayan pensado en presentarse a algún casting con la idea de hacerse famosos, que es un fin en sí mismo, y ganar ocho mil pavos por llevar un bolso en Instagram. No es broma, ser un zángano y poseer inteligencia para demostrarlo tiene recompensa, pero aprobar una asignatura no, porque pasarán de curso tanto los que aprueben como los que suspendan, así que entre la desaparición de la cronología, que es hacer de la Historia una alucinación, el triunfo del pensamiento único y la patada en el trasero al esfuerzo vamos de la mano hacia el desastre final con alegría. Cuando se decía en «Blade runner» la ya manida frase «He visto cosas que nunca creeríais» no imaginaba que entre esas cosas estaría el silencio de los padres.
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