Política

Sánchez mira por la ventana de Overton

«Aumentan los rumores de que algún Gobierno autonómico pudiera haber accedido al programa Pegasus»

Joseph P.Overton (1960-2003) fue presidente del Mackionac Center, uno de los institutos de investigación política de Estados Unidos. Desarrolló la llamada «ventana de Overton», que defiende que en cada momento hay unas políticas que son consideradas aceptables, solo si les conviene a los políticos apoyarlas y mientras coincidan con el clima –la ventana– de la opinión pública. No consta que Pedro Sánchez sea un experto en la teoría de Overton, aunque Iván Redondo, su ex-gurú, todavía en boca de muchos y experto en procesos electorales americanos, seguro que la conoce. Ahora, el inquilino de la Moncloa deshoja la margarita de a quién elige como chivo expiatorio de la crisis autogenerada por su equipo por el espionaje de Pegasus. Sánchez está obligado a defender a la ministra de Defensa, Margarita Robles, entre otras cosas porque ni la opinión pública ni su propia clientela aceptarían lo contrario. Por eso, Paz Esteban, directora del CNI y jefa de los espías españoles, tiene todas las papeletas para cargar con culpas ajenas. Hoy comparece en la Comisión de Secretos Oficiales del Gobierno, integrada por once miembros, de los que cinco son hostiles –Echenique, Rufián, Nogueras, Aizpurúa y Botrán–, uno mediopensionista –Esteban, del PNV–, mientras que los demás van desde Vox hasta el PSOE. Ayer había prevención ante lo que pudiera decir Paz Esteban y hasta dónde llega su obligación de hablar, más allá del cabreo, nada sordo, del CNI con la situación, mientras aumentan los rumores de que algún Gobierno autonómico podría haber accedido, aunque fuera por la puerta de atrás, al famoso programa Pegasus. Hasta ahí se puede leer. No existe precedente de un Gobierno no solo que reconozca, sino que alardee de haber sido espiado. Sánchez, como casi todos los políticos, aunque a él se le nota más, lo único que pretende es conservar el poder y, con frecuencia tiene que rizar el rizo. Y es que el inquilino de la Moncloa encaja en uno de los modelos de Maquiavelo: «Aquellos que de simples particulares llegan a príncipes, sólo con la ayuda de la fortuna y, con poco esfuerzo, en cambio han de luchar mucho para mantenerse en él». Es el día a día del líder del PSOE, cada vez mas inquieto y que, por eso, intenta aprovechar –a veces se equivoca– cualquier ventana de Overton.