Debate Estado Nación

La victoria pírrica de Sánchez

«Nunca se ha producido ningún progreso con los comunistas en un gobierno»

El compromiso y la ausencia de autocrítica de la izquierda política y mediática no dejan de sorprenderme. Sánchez convoca un debate del Estado de la Nación y el Real Cuerpo de Palmeros Monclovitas ha llegado a la conclusión de que ha sido un enorme éxito. La gran beneficiada sería la coalición progresista, aunque alguien debería explicarles que nunca se ha producido ningún progreso con los comunistas en un gobierno. Y no hay duda, los fríos datos estadísticos demuestran que los socialistas gestionan rematadamente mal la economía. Lo siento por la euforia del discurso presidencial. Aznar y Rajoy se encontraron una herencia desastrosa, peor el segundo que el primero, que tuvieron que revertir. Esto es algo que no se hace de un día para otro. Nos lo demuestra la Historia de la Economía, una asignatura que me es especialmente grata y que tuve la suerte de impartir con el nombre más atractivo de Historia del Comercio. Es probable que los economistas de izquierdas, más aficionados al dogmatismo intervencionista no prestaran demasiada atención cuando iban a clase. Tras escuchar y leer la euforia mediática de la izquierda he llegado a la conclusión de que asistimos a debates distintos, porque no sé muy bien dónde está la victoria.

Lo de la unión de los mal llamados progresistas es una obviedad, porque todos tienen apetito de poder. Les gustan los sueldos, los coches y los despachos oficiales. Es muy duro volver a ser cajeros/cajeras de un supermercado, pedir un hueco como profesor asociado o buscar un empleo. Es verdad que unos pocos, en el lado socialista, son funcionarios, pero se sienten más cómodos en el consejo de ministros o como altos cargos. Y el podemita Subirats es catedrático, aunque está jubilado. Por tanto, la unidad no es un mérito, sino una necesidad. Las medidas anunciadas son fuegos de artificio cuyo resultado me genera un enorme escepticismo. Nadie se fija en la ejecución presupuestaria y en su día veremos los ingresos que producen. Es un Gobierno débil que depende, desgraciadamente, de unos socios y aliados muy poco recomendables. Finalmente, el único éxito son las medidas de ingeniería social, que serán derogadas por Feijóo. Por tanto, estamos ante una victoria pírrica y un gran fracaso frente a la crisis, porque no se presentó un plan anticrisis serio, sólido y riguroso.