Cataluña
Teleborràs
Uno de los pilares fundamentales de ese sistema viciado es TV3, la emisora pública regional, puesta radicalmente al servicio de las ideas secesionistas con el dinero de todos
Cataluña es un país muy pequeño donde nos conocemos todos. Las noticias corren rápido y las sabemos enseguida unos y otros. Siempre hay una garganta profunda a mano que te cuenta cada caso con todo detalle. Después de eso, vienen los lentísimos ritmos de la política local y la administración de justicia regional que tardan años en dominar en su terreno propio esos asuntos (bien conocidos de la población) y llegar a alguna conclusión práctica.
Debido a ello, en Cataluña, desde la época Millet, la vida pública ha tomado un sesgo de farsa, de mentira diaria, que todo el mundo conoce ya resignadamente. Uno de los pilares fundamentales de ese sistema viciado es TV3, la emisora pública regional, puesta radicalmente al servicio de las ideas secesionistas con el dinero de todos. En los últimos meses, se quiso convencer de que iba a rebajar su talibanismo con la llegada de los socialistas a la oposición regional. Pocas semanas han bastado para comprobar que no: prácticamente cada día emiten alguna noticia sin ninguna entidad que, en realidad, consiste en un publirreportaje para intentar vendernos la improbable idea de que Laura Borràs cuenta con apoyos de grandes masas catalanas.
De Borràs hay innumerables testimonios cotidianos entre la población de sus discutibles y muy poco institucionales prácticas durante años: desde familiares gritando en tribunales de oposición a capacidades docentes criticadas por su propio sector académico. Con esos mimbres, intentar convencernos de que es una santa perseguida da risa. TV3 ensaya para ello su sistema habitual que es dedicar amplios minutos a un evento de Borràs al que hayan asistido cuatro gatos y tratarlo como si fuera un evento multitudinario. Asimismo, elude notificar los actos de gran audiencia que le lleven la contraria. Esa ha sido la línea seguida por TV3 durante años para negar la existencia de la disidencia. Hoy, hasta los rebeldes que salen en TV3 son inofensivos rebeldes orgánicos. Los rebeldes de verdad nunca salen.
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