Pedro Sánchez

Movilización de reservistas

Entrarán ahora en el engranaje del aparato personajes conocidos de la vieja guardia, aunque no hayan sido entusiastas de Sánchez en los momentos clave, sino todo lo contrario

La renovación a fondo del equipo dirigente del PSOE indica que se considera fracasado al equipo anterior, encabezado por Adriana Lastra. Significa también que nos acercamos a tiempo electoral con malas perspectivas para el partido gobernante según todos los sondeos. Y, lo más preocupante, pone de relieve que Pedro Sánchez hace y deshace sin oposición ni debate interno, sin pararse a calibrar, y menos a reconocer la culpa que tiene él en este fracaso. Porque de nada serviría cambiar el equipo de arriba a abajo si el problema fuera él.

Ante la oscura perspectiva, se dispone a movilizar a los reservistas. Es consciente, desde lo de Andalucía, que su tiempo político se acaba. Pero este hombre no se rinde. Su principal virtud reconocida es su capacidad de resistencia. Busca ahora el último clavo al que agarrarse. Necesita recuperar la confianza del partido, que ha perdido por su personalismo, casi de autócrata, y sus peligrosas alianzas. No ha habido otro dirigente del PSOE menos apreciado por los dirigentes históricos del mismo y más vituperado por la opinión pública. (Él lo achaca a «poderes ocultos»). Hasta el punto de que no han faltado voces autorizadas advirtiendo de que la continuidad del «sanchismo» pone en riesgo de extinción al histórico partido. Algunos se han manifestado públicamente estos días con motivo de la disparatada ley de Memoria Democrática. Muchos antiguos votantes han desertado, atraídos por la serena figura del gallego Núñez Feijóo. Hasta Tezanos, el fiel servidor de la causa, empieza a rendirse a la evidencia.

Así que, en el Comité Federal de mañana, convocado de urgencia, se propone hacer cambios significativos en la dirección del partido y en los grupos parlamentarios, incorporando a «valores seguros y reconocibles». Es decir, movilizando a los reservistas que se presten al juego. Entre ellos destaca la presencia de Patxi López, un hombre experimentado, que lo mismo sirve para un roto que para un descosido y que aún mantiene el prestigio en las agrupaciones regionales. Su estilo dialogante contrasta con el de Lastra, que se ha ido por donde ha venido. Entrarán ahora en el engranaje del aparato personajes conocidos de la vieja guardia, aunque no hayan sido entusiastas de Sánchez en los momentos clave, sino todo lo contrario. Una de las cualidades que destacan en este hombre es, precisamente, su frialdad para descabezar a los que le han ayudado y su falsa complacencia con aquellos a los que abomina si le sirven para sus planes. En esto actúa sin inmutarse, implacablemente, como dicen que actuaba Franco. Hasta ahora le ha servido para mantenerse en el poder. Pero se agotan las reservas.