Cuartel emocional

Tres chatis y un fiscal

¿Cómo no hablar de miss simpatía Yolanda Díaz? Su plataforma Sumar parece que no prospera a base de abrazos y cariño, como ella propugnaba en su presentación, y no le da ni para concurrir a las municipales

Las tres chatis son un poco diversas. Se trata de Lilith Vestringe, Yolanda Díaz y Jenifer López, y como de cada una hablaré en particular y sin comparar ni mezclar, porque no tienen ningún nexo de unión, salvo el del sexo, empezaré por el chico, de quien también hablaré sin relacionarlo con las anteriores. El fiscal es Álvaro, Alvarito, Alvarete. Creo que en Galicia lo llaman don Alvarone, pero creo que le va grande la cosa, porque don Corleone era un gran mafioso y éste no deja de ser una marioneta del partido al que sirve, o sea, al socialista, y más concretamente al sanchista, por no ofender a los históricos tipo Enrique Múgica Herzog, ministro de justicia en uno de los gobiernos de Felipe González, que fue gran amigo mío, socialista de verdad y lejos de los corruptos clientelistas de hoy. Padeció el sufrimiento del terrorismo, con el asesinato de su hermano Fernando. Fíjense lo que va de ayer a hoy, que Álvaro, Alvarito, Alvarete quiere dar por prescrito el asesinato, la ejecución sin piedad de Miguel Ángel Blanco. Ante eso, los delitos de corrupción, prevaricación, amiguismo etc. de Griñán -a quien quieren indultar, cosa que veremos en pocos días-, Chaves, Magdalena Álvarez y de toda esa panda de sinvergüenzas –hasta 17 inhabilitados, algunos hasta con penas de cárcel-, se quedan en travesuras infantiles al lado de los crímenes que el tribunal Internacional de la Haya considera como de lesa humanidad y que el simpático y alérgico al marisco nuevo fiscal general del Estado quiere dar por prescritos. Claro, a su jefe político no le conviene enfadar a la chusma de Bildu, por si le retiran los apoyos. ¡Qué asco! Pero no crean que hablo sin fundamento del personaje, porque yo estuve sentada en el banquillo ante él –en el mismo en el que semanas más tarde posaría su culo El Chicle, asesino de Diana Quer-, por un delito que entre él y una paisana de Padrón se sacaron de la manga. Un despido aparentemente pactado, que el tribunal, compuesto por tres magistrados, no encontró por donde agarrarlo y me concedió la gracia de declararme no culpable, dejando al susodicho fiscal con el rabo entre las piernas y con el trasero al aire.

Pero pasemos a las chatis, que tienen más gracia. Lilith Vestringe ha sido nombrada Secretaria de Estado. Mi amiga Pussy me manda un chiste muy bueno, que dice que al Chepas –ya saben, Iglesias, el ex coletas-, le llaman ahora “el marihuana”, porque le das un par de chupaditas y ya estás colocada. Lo mismo ocurrió con la cajera Montero, que ahí la tenemos de Ministra de la Gilipollez. Lilith, una pequeña becaria inconsistente y sin curriculum está en un puesto que también pertenece al ministerio ese de la igualdad, bien adecuado para una mocosa con ojeras de viciosilla sin formación y con el sólo mérito de su sectarismo y de la relación que le une o le unió a su jefe político.

Y ¿cómo no hablar de miss simpatía Yolanda Díaz? Su plataforma Sumar parece que no prospera a base de abrazos y cariño, como ella propugnaba en su presentación, y no le da ni para concurrir a las municipales. Lo que decíamos la semana pasada: todo se va desmoronando a pasos agigantados, por suerte para los que ya no nos queda más que el hastío al observar cada día a este hatajo de basura que maneja los impuestos que apoquinamos trimestre tras trimestre, año tras año.

CODA. La tercera chati es Jenifer López, otra categoría, que está siendo muy criticada por el feminismo empoderado al cambiarse el apellido y tomar el de su nuevo marido, Affleck. A mí no me parece ni mejor ni peor. En el mundo anglosajón es lo normal. En determinados estratos de la sociedad española, también. Y, miren, si es por fastidiar y además le gusta, ¡adelante con ello!