Medio Ambiente

Agricultores en pie de guerra

La reducción de las emisiones por el uso de fertilizantes como el nitrógeno y amoniaco enfrenta al campo holandés con el Gobierno de Países Bajos

¿Qué está pasando en Holanda con sus agricultores? Colectivos nada insignificantes han montado una versión de la “Caravana de la Libertad” de Canadá, bloqueando carreteras con tractores, incendiando heno y otras medidas de protesta contra los decretos del Gobierno sobre la reducción de emisiones y el uso de nitrógeno y amoniaco, lo que según ellos abocará a numerosas granjas a cerrar. Las protestas no han cesado desde este verano y en algún caso han llegado a dificultad la distribución de productos agrícolas en diferentes ciudades. Los agricultores dicen que no pretenden irritar a la ciudadanía, sino forzar al Gobierno a un referéndum.

El origen del problema está en que el Ejecutivo holandés pretende reducir las emisiones de nitrógeno y amoníaco en un 50 por ciento hasta 2030, año de la famosa Agenda, en un esfuerzo que considera inevitable para mejorar la calidad del aire, la tierra y el agua. El plan incluye la reducción de los fertilizantes usados en las haciendas agrícolas así como una minoración del 30 por ciento en el número de animales para consumo humano.

Holanda es uno de los mayores productores agrícolas del mundo, con una exportación realmente espectacular de frutas, flores, legumbres, lácteos y carne. Los agricultores se quejan y dicen que están siendo injustamente afectados por una reglamentación estricta en exceso, mientras que industrias como la aviación, la construcción y el transporte contaminan y emiten mucho más CO2 y sin embargo tienen una legislación más laxa.

La cuestión es que lo que está sucediendo en Holanda puede ser en meses lo habitual en el resto de Europa. Y es que el plan agrícola de la UE está ya en marcha, bajo la leyenda de «De la granja a la mesa». Aporta normas para una autorización más rápida de los plaguicidas ecológicos y otras para la reducción de la mitad de los plaguicidas químicos en 8 años, con la circunstancia de que los primeros son más caros y eso producirá tensiones.

De manera que el campo se enfrenta en Europa a una de sus peores crisis: sin márgenes de beneficios, en plena sequía y con todas las nuevas exigencias 2030. En España el Gobierno trabaja ya en 18 reales decretos y una ley, para que la nueva Política Agraria Común (PAC) entre en vigor el 1 de enero de 2023, con nuevas exigencias de acuerdo con la agenda globalista. Veremos con qué resultado.