Política

Libertad de propietarios

No se puede recortar la propiedad sin hacer lo mismo con la libertad

Un clásico de los enemigos de la libertad es atacarla pretendiendo defenderla. Es lo que hacen los socialistas de todos los partidos, alegando que los verdaderos defensores de la libertad son ellos, mientras que los liberales solo defienden la libertad de los propietarios. Para sostener semejante disparate hay que distorsionar la noción de libertad, convirtiéndola en su opuesto. Y en ello están.

El periodista y escritor, Jorge Dioni, lo resumió en el diario «El País» sosteniendo: «La libertad que se defiende ya no es el concepto ilustrado del pensamiento autónomo y la redistribución de derechos, sino la libre disposición del capital y la propiedad. La libertad del propietario puede resumirse en una frase bastante repetida: no quiero que nadie me diga lo que tengo que hacer. Es decir, lo contrario a la convivencia y la comunidad».

La libertad, por tanto, es redistribuir, es decir, que la gente no sea dueña de lo suyo, conclusión a la que se llega afirmando que la libertad de que usted disponga de lo que es suyo, señora, nos precipita hacia el caos antisocial, que solo evita la benéfica coacción del poder sobre su propiedad de usted. Dioni mezcla la Iglesia con el comunismo, para denunciar a quienes defienden una libertad que «esconde otras cuestiones vinculadas al modelo económico neoliberal, como desregulación, privatización y, la que menos se pronuncia, acumulación». Terrible acumulación. Es mejor no acumular, como sabe cualquiera.

Hay que agradecer, eso sí, a don Jorge, que demuestre que las ideas socialistas contrarias a la propiedad desembocan en la violación de la libertad del pueblo. Habla de un supuesto ardid liberal: «desligar libertad de igualdad y fraternidad para enfrentar el primer concepto a los otros dos a través de lo que los diferencia. La igualdad y la fraternidad siempre necesitan del otro, mientras que la libertad puede negarlo. La mejor herramienta para hacerlo es la propiedad. Concretamente, el modelo más extendido: la vivienda». Pero el liberalismo armoniza los tres, mientras que el socialismo los incompatibiliza, porque resulta que es peligroso que su casa sea suya, señora.

No se puede recortar la propiedad sin hacer lo mismo con la libertad. Y todos y cada uno de los países comunistas, que eliminaron la propiedad, todos fueron dictaduras que extirparon la libertad. Es posible que don Jorge Dioni piense que sea una mera coincidencia o una argucia neoliberal.