Defensa

Sitiados

Si otros ministerios siguen el mismo patrón, ya pueden ir desmochando presas y pantanos, disolviendo la ONCE, RNE o la propia Seguridad Social

Hoy 8 de diciembre, España está de fiesta conmemorando la declaración de la Inmaculada Concepción como «patrona y protectora nacional». También lo es de nuestra Infantería, la del «no hay a su duro pie risco vedado; adonde la llevan, va; ni el bien le asombra ni el desdén la hiere» que cantó el poeta.

El patronazgo tiene su origen en las guerras de Flandes. En el otoño de 1585 el Tercio del Maestre de Campo Francisco de Bobadilla estaba sitiado en la isla de Bommel –hoy Países Bajos– por la escuadra del almirante Holak. Este había ordenado abrir los diques de los ríos cercanos para inundar la zona, quedando solo como reducto el montecillo de Empel en la citada isla. A las propuestas de capitulación respondían los españoles con un escueto «ya hablaremos de ella después de muertos», frase que forma parte del ideario de nuestras unidades. Cavando una trinchera destinada a ser probablemente su tumba, un soldado encontró una tablilla flamenca con la imagen de la Inmaculada. Encomendados a ella como si de un milagro se tratase, aquella noche del 7 al 8 de diciembre, un viento extremadamente frio heló las aguas circundantes. Al amanecer Bobadilla ordenó salir del cerco marchando sobre el hielo, atacando a las sorprendidas tropas de Holak que encajaron una de sus mayores derrotas. Al almirante solo le faltó decir que «Dios se había hecho español».

Hoy, en todas las unidades de Infantería desplegadas en España, Iraq, El Líbano, Letonia, Malí, Polonia, Somalia, se recuerdan y valoran estos hechos, con la lección aprendida de que, aun sitiados y en condiciones extremas, con fe se puede obtener la victoria.

Podría poner otros ejemplos. Hoy me ciño a una nueva situación de sitio.

Las Fuerzas Armadas, instrumento de Estado, han demostrado a lo largo de estos años eficiencia, espíritu de servicio, sacrificio, unidad, disciplina. Las encuestas valoran y premian estas actitudes. No hemos preocupado a la sociedad divididos entre progresistas o conservadores, como se han contaminado otras instituciones. Hemos desplegado y retirado contingentes en el exterior con diferentes gobiernos sin rechistar, conscientes de que la política de defensa les corresponde a ellos. En estas actitudes nos hemos movido arropados por una norma moral que son nuestras Ordenanzas que recogen siglos de historia y que inicialmente recopiló el buen rey Carlos III. La Ley 85/1978 las adaptó a nuestros nuevos tiempos. De ellas extraigo dos artículos:

Art.º 16 «Los Ejércitos de España son herederos y depositarios de una gloriosa tradición militar. El homenaje a los héroes que la forjaron es un deber de gratitud y un motivo de estímulo para la continuación de su obra».

Art.º 34 «Cuando las órdenes entrañasen la ejecución de actos que manifiestamente sean contrarios a las leyes y usos de la guerra o constituyan delito en particular contra la Constitución, ningún militar estará obligado a obedecer; en todo caso asumirá la grave responsabilidad de su acción u omisión». El discutido tema de la obediencia debida.

Con inusitada diligencia y en mi opinión «más papistas que el Papa», nueve días después de aprobarse la Ley 20/2022 de Memoria Democrática (19 de octubre), hoy recurrida ante el Tribunal Constitucional, se publicaba la Orden Ministerial 57/2022 del Ministerio de Defensa que la desarrollaba. El 15 de noviembre ya se constituía el Comité de Seguimiento que presidió la Subsecretaria de Defensa. Con la misma diligencia, exigía que el próximo 31 de enero las Fuerzas Armadas entregasen informe «en el que se identifiquen las unidades militares con denominaciones que puedan considerarse contrarias a la memoria democrática». Asimismo «inventario de Bases, Centros, Organismos y cualesquiera otros inmuebles, donde existan calles, plazas, edificaciones, construcciones o lugares en general que contengan denominaciones, escudos, insignias, placas, retratos, símbolos o cualquier otro elemento interior o exterior que puedan considerarse contrarios a dicha memoria». De nada sirvió que un general considerase que este plazo era irrealizable.

Si otros ministerios siguen el mismo patrón, ya pueden ir desmochando presas y pantanos, disolviendo la ONCE, RNE o la propia Seguridad Social.

¡Borren de la Historia lo que quieran ministra Robles, subsecretaria Mateos, ya que prefieren proscribir a sumar e integrar! Pero no involucren a mandos de prestigio como los generales y almirantes García de la Cruz, Velón, Cebrián, García Escámez, Bengoechea o Martínez-Merello, que deben dar la cara ante sus subordinados, sus compañeros de promoción, su familia o su propia conciencia.

Por supuesto las Fuerzas Armadas obedecerán. Pero sirva el ejemplo de Bono cuando proscribió el «A España servir hasta morir». No hay frase que haya rebrotado con mayor fuerza.

Imagino no les interesa que sigamos el ejemplo cainita de los jueces.

Precisamente hoy, me atrevo a decir que difícilmente nos romperán, porque mantenemos la misma fe de Empel.

Luis Alejandre Sintes es general (R).