Política

Dos amigas, salud y libertad

Desde hace siglos la sociedad libre, que es lo contrario de la ley de la selva, ha organizado un sistema para la protección social, que son los seguros

Dos amigas están delicadas de salud, la una es socialista y la otra es liberal.

La socialista ha acudido a la sanidad pública, y ha concluido que el Estado es imprescindible. Su enfermedad es grave y requiere tratamientos caros. Estima que ella le cuesta al sistema más de cinco mil euros al mes. Y proclama: ¡no he pagado nada!

Reforzada en sus convicciones antiliberales, le insiste a su amiga liberal que debemos defender la sanidad pública, está amenazada ante los intentos de desmantelar el Estado de bienestar. No entiende que la derecha liberal tenga votos de gente que no podría pagarse los onerosos cuidados que ella recibe gratuitamente. ¿Cómo puede haber personas que no comprendan que no hay progreso sin igualdad, y que aboguen por el retorno a la ley de la selva, donde cada cual se apaña en solitario?

La amiga liberal, que acude a la sanidad privada, se apresura a tranquilizarla. Le señala que el liberalismo de la derecha es dudoso, y no parece que el Estado «social», o sea, político, vaya a ser desmantelado: en ninguna parte ha sido recortado, la «austeridad» es un camelo, y el gasto público y los impuestos no bajan en ninguna parte.

A continuación, hablando de impuestos, le pide a su amiga que olvide esa fantasía de que ella no ha pagado el hospital público. Por supuesto que lo ha hecho, a la fuerza, como millones de otras mujeres obligadas a pagar impuestos. Le agrega que, naturalmente, el progreso exige la igualdad, pero la igualdad liberal, ante la ley, y no la antiliberal, mediante la ley. Y, por fin, le recuerda que desde hace siglos la sociedad libre, que es lo contrario de la ley de la selva, ha organizado un sistema para la protección social, que son los seguros, mediante los cuales, gracias a pagos continuados pero asequibles, la gente está protegida ante toda suerte de incidencias y contratiempos, incluidos los sanitarios. Es un sistema que está al alcance de la gran masa de la población.

Cuando la socialista objeta que la mayoría de los ciudadanos utilizan la sanidad pública, la liberal replica que, en efecto, no todos pueden ni quieren pagar dos veces: pagar libremente la privada, y además pagar forzadamente la pública.

Serena y solidaria, la socialista decide invitar a su amiga liberal a tomar un poleo menta.