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El acertijo, misterio y enigma de la financiación autonómica

La número dos del Gobierno y del PSOE, y también candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía, está metida en un enorme embrollo

Winston Churchill (1874-1965), en los albores de la Segunda Guerra Mundial, dijo que «Rusia es un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma». La frase del premier británico, el hombre que plantó cara a Hitler (1889-1945), encaja como anillo al dedo con lo que se conoce de los planes de la vice y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para la reforma de la financiación autonómica. La número dos del Gobierno y del PSOE, y también candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía, está metida en un enorme embrollo. La cuadratura del círculo de los dineros autonómicos con un modelo que satisfaga a todos parece imposible. Es el sudoku irresoluble del que hablaba uno de sus predecesores, Pedro Solbes (1942-2023). Montero, además, tiene el problema añadido de que no quiere mover muchas piezas antes de las elecciones andaluzas porque cualquier concesión, por ejemplo a Cataluña, le restará votos en los comicios a la Junta de la próxima primavera. Por eso, la ministra retrasa la presentación de su reforma de la financiación autonómica hasta febrero. Y cuando llegue febrero, si es necesario, encontrará la excusa para una nueva demora.​

María Jesús Montero, no obstante, con su locuacidad habitual y con mayor o menor coherencia en sus expresiones, ha adelantado algún punto que alimenta todavía más la confusión. Todo es muy general y muy vago. La idea central es que habrá más dinero para todas las Comunidades y que todas y cada una saldrán beneficiadas por el nuevo –y todavía misterioso– sistema de financiación. Por supuesto, no hay detalles de cómo puede conseguirse ese equilibrio, pero la titular de Hacienda insiste –y presume– en que todas las autonomías podrán gastar más, algo que –digan lo que digan– también desean las gobernadas por el PP, aunque deban oponerse a lo que proponga el Gobierno. Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, acaba de advertir que lo que «los gobiernos necesitan es poner mayor énfasis en el gasto que apoya el crecimiento potencial y las prioridades estratégicas clave, al tiempo que consolidan sus presupuestos». Reclama, en definitiva, gasto productivo, pero no está claro que las Comunidades Autónomas, con Cataluña en primer lugar, que sueña con un cupo imposible, piensen en eso cuando exigen más recursos y no dejarán de hacerlo. Montero tiene un problema y su reforma, por ahora, «es un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma», como decía Churchill.​