
Aunque moleste
El ataque como defensa
De nuevo la estrategia de echar basura a los demás para tapar la suya
Quienes decían que Sánchez no iba a tener más remedio que dimitir, pudieron ayer comprobar hasta dónde llega su osadía. Pedro no se va a ir mientras no le echen sus asociados. No se va a ir ni se va a replegar. Todo lo contrario, ya ha puesto en marcha el contraataque, que consiste en defenderse acusando a los partidos de la oposición de ser más corruptos que el PSOE. Mientras que los otros roban por sistema, en su organización han robado sólo unos cuantos, y él los ha depurado. Esa es la estrategia de nuestro timonel, que se recluyó el fin de semana en Quintos de Mora con su nueva camarilla para vestir la mona. Notición: ha elegido a cuatro personas, cuatro, para sustituir a Santos, y ha expulsado por fin a Ábalos, 14 meses después. A buenas horas.
Pero sí, ayer compareció para emplear, al principio, su conocido tono llorón, para pasarse pronto al consuetudinario estilo faltón. Vino a decirnos, con el mismo descaro con el que negó que fuese a pactar con Bildu, que él no sabía nada de la basura de sus colegas de la banda del Peugeot. Eran tres, más él. Los tres están hasta arriba de la mugre de las cloacas. Él no sabía nada. Viajaban, comían y cenaban juntos, pero Sánchez no sabía lo que hacían Koldo, Cerdán y Ábalos. Hombre, algo ya se intuía, por mucho que cueste creer que haya gente dispuesta a falsear las votaciones para ganar las elecciones. El problema es que las hay. Koldo dice en los audios que «Sánchez me ha llamado corrupto, pero yo le hice unos trabajitos». Será interesante conocer el cariz de tales «trabajitos». Pedro y los cerdanes saben bastante de trabajitos.
La vieja guardia socialista tildó de «tramposo» al Uno por «promover un pucherazo» cuando fue cazado manipulando una urna no autorizada en el Comité Federal. Le echaron de la secretaría general por eso y porque sus resultados electorales habían sido los peores de la historia del socialismo, 90 y 84 escaños en 2015 y 2016. Dicen algunos que no le deberían haber permitido volver, pero al no expulsarle del partido, concurrió a las primarias con la Banda del Peugeot para liarla otra vez. Hubo denuncias de «escandalosa manipulación» en las votaciones de Sevilla. Ahora sabemos con certeza que metieron papeletas falsas para desequilibrar el escrutinio. «Sólo fueron dos», dijo el otro día. Ayer añadió que «no hay pruebas». Igual Koldo va a tener que sacar más audios para revelar que sí las hay.
Se ha descubierto igual que la famosa fontanera, Leire Díez, se encargaba de coordinar el voto por correo, sobre el que se acumulan las sospechas. Quién nos dice que quien ha hecho una, no hace dos y la vuelve a repetir. Conoce de sobra los procedimientos. Presuntamente, claro. Amañó las primarias, intentó un pucherazo en el Comité Federal y plagió la tesis doctoral. Si eres capaz de eso, eres capaz de todo. Por ejemplo, de escandalizarte con la prostitución, pese a los negocios prostibulares de la familia. O de rodearte de bandidos. Los amigos del Peugeot, el exetarra Otegi y un delincuente cobardón como Puigdemont.
Golpistas, cuatreros, tramposos, pumpidos y alvarones, juntos al servicio de quien está dispuesto a quedarse en La Moncloa como sea.
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